Te sentarás entre los viñedos de Lazise probando al menos seis vinos locales—desde blancos frescos hasta el rosado Chiaretto—acompañados de queso, salami y su propio aceite de oliva del Garda sobre pan. Guiado por Marco o Barbara, escucharás historias familiares y recorrerás las viñas a tu ritmo. Risas, sabores auténticos y esa sensación de querer quedarte un poco más.
Casi me paso la entrada—Google Maps insistía en que el viñedo era un campo de vacas. Cuando por fin llegamos, Marco nos saludó como si nos hubiera estado esperando toda la mañana (aunque no era así, pero se sentía así). Se escuchaba un zumbido suave de abejas y olía a hierba fresca tras la lluvia de la noche anterior. Intenté pronunciar “Garganega” bien y Barbara sonrió—al parecer no soy el primero en tropezar con esa palabra.
Empezamos la cata justo entre las vides, a las afueras de Lazise. El primer sorbo fue un blanco—fresco, casi cítrico—y luego llegó un plato con pan untado en su propio aceite de oliva del Garda. Juro que sabía a sol. Marco nos contó cómo las manos de su padre se teñían de púrpura en la vendimia; se rió cuando pregunté si eso se quita (no se quita). El salami de Verona era salado y suave, el queso con el punto justo para despertarte entre copa y copa.
La visita privada en Lazise no tiene prisas. Paseamos entre hileras de viñas mientras Marco nos señalaba qué uvas acabarían en un Chiaretto rosado o en tintos más intensos—incluso me dejó probar una uva directamente de la vid (no tan dulce como imaginas). En un momento, una brisa levantó un sombrero que voló a un arbusto—Barbara simplemente se encogió de hombros y sirvió otra copa. Todo muy relajado, nada pretencioso ni formal.
Sigo pensando en esa vista desde su mesita frente a la bodega—la luz dorada que se movía sobre el Lago de Garda a lo lejos. ¿Sabes cuando un lugar te hace sentir que podrías quedarte un rato más? Ese fue ese sitio para mí. Al final nos fuimos con aceite de oliva en los dedos y una botella bajo el brazo para más tarde.
La bodega está a unos 2 km del centro de Lazise.
No incluye recogida en hotel; por favor organiza tu traslado con anticipación.
Probarás al menos seis vinos diferentes: tintos, blancos (como Garganega) y el rosado Chiaretto.
Sí, incluye queso, embutidos como salami, bruschetta con aceite de oliva del Garda y pan.
Sí, todas las zonas son accesibles excepto un pequeño escalón para entrar al baño.
Los niños pueden asistir, pero solo mayores de 18 años pueden beber vino; los bebés pueden ir en cochecito o en brazos.
Si hace mal tiempo, la cata se traslada al interior de la bodega en lugar de hacerse al aire libre.
Sí, las mascotas son bienvenidas en la bodega durante la visita.
Tu día incluye todas las tasas y una cata guiada de al menos seis vinos locales alrededor de Lazise. Degustarás queso, embutidos como salami de Verona, pan fresco con aceite de oliva del Garda y escucharás historias sobre la elaboración del vino con Marco o Barbara antes de regresar cuando quieras.
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