Recorre valles de viñedos y pueblos alpinos con tu guía privado en Dolomitas, camina bajo picos imponentes cerca de Passo delle Erbe, disfruta un almuerzo en refugio tras subir en teleférico (según temporada) y detente a ver el atardecer en Lago Carezza. Más que un tour, es sentirte parte de estas montañas por un día.
Lo primero que me llamó la atención fue cómo la luz acariciaba los viñedos del Valle del Isarco — una luz dorada, suave, nada estridente, casi podías oler las uvas. Nuestro conductor y guía, Matteo, nos saludó mientras subíamos al coche. Conocía cada curva del camino y señalaba castillos escondidos entre las colinas. Intenté pronunciar “Chiusa” como él, pero me salió fatal y solo se rió. Pasamos por pequeñas iglesias con cúpulas en forma de cebolla y viejos charlando en los bancos. El aire tenía ese frescor que te hace desear haber traído guantes.
Después de San Pietro, nos dirigimos hacia el Valle de Funes. Hay algo especial en ese valle — tranquilo pero lleno de vida. Matteo nos contó historias sobre la vida en la montaña; resulta que aquí hablan un dialecto que yo nunca había oído. Paramos cerca de Passo delle Erbe para dar un paseo (opcional, pero si te lo pierdes, te arrepentirás). El sendero estaba embarrado en algunos tramos, olía a pino y a humo de chimenea de una cabaña bajo Sass Putia. En un momento se me resbalaron las botas y reí tan fuerte que un par de senderistas se dieron la vuelta — sin daño, salvo mi orgullo.
Almorzamos en el Rifugio Lagazuoi tras subir en teleférico (funciona solo de mayo a noviembre). La comida era sencilla — polenta, salchicha, queso — pero nada sabe mejor que eso con ese aire puro. Matteo charló con el personal en ladino y nos explicó que Alto Adigio no es ni italiano ni austriaco; es algo único. Más tarde pasamos por el Castillo de Badia y Canazei apareció en un destello de casas pastel y macetas con flores.
Ya al atardecer llegamos al Lago Carezza justo cuando el sol se escondía tras las montañas. El agua se volvió de un verde-azul irreal — como si alguien hubiera echado pintura en un vaso. Me quedé allí un buen rato intentando grabarlo en la memoria porque las fotos nunca logran captarlo bien, ¿sabes? De regreso sentí una mezcla de cansancio y paz extraña. A veces aún pienso en ese valle cuando el ruido de la ciudad me agobia.
Sí, tu conductor-guía te recogerá directamente en tu alojamiento.
Sí, se aceptan bebés y niños pequeños; hay cochecitos y sillas para bebés disponibles.
No hay almuerzo fijo incluido, pero hay tiempo para comer opcionalmente en el Rifugio Lagazuoi.
Sí, hay opciones de transporte público cerca de los puntos de recogida.
La ruta puede cambiar en invierno o ante eventos extraordinarios que afecten el acceso.
Sí, es apta para todos los niveles; las caminatas son opcionales.
El teleférico suele operar de mayo a noviembre cada año.
Tu día incluye transporte privado con un conductor-guía experto que te recoge en tu alojamiento; WiFi a bordo; vehículo con aire acondicionado; paradas en lugares panorámicos de los Dolomitas; además de flexibilidad para caminatas o pausas para almorzar antes de regresar por la tarde.
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