Navega en barco privado desde Sorrento a Capri con un patrón local, visitando grutas como la Blanca y la Verde, nadando en calas escondidas y quizá parando a comer en el pueblo. Risas con tu guía, baños salados, bebidas a bordo y momentos que no olvidarás.
Creía haber visto agua azul antes, pero salir temprano del puerto de Sorrento esa mañana me hizo dudar. Los acantilados parecían casi irreales bajo el sol — afilados y un poco intimidantes, para ser sincero. Nuestro patrón, Marco (que creció aquí y se nota en cómo habla del mar), nos ofreció bebidas frías antes de zarpar. En el aire flotaba un leve aroma a limón — quizás era mi protector solar mezclado con la brisa marina. Navegamos frente a Marina Grande, donde los pescadores ya gritaban entre ellos con ese tono italiano tan familiar. Quise saludar con la mano, pero me distrajo un destello plateado bajo el casco.
El tour privado en barco por Capri se sintió más como un plan con amigos que algo formal. Marco nos señaló los Baños de la Reina Giovanna — parece que ahí pasó algún drama romano antiguo, aunque él bromeaba más sobre lo fría que está el agua si te caes. Al llegar a Capri, todo se calmó. Primero entramos a la Gruta Blanca; recuerdo agacharme y escuchar solo el goteo del agua y alguna risa nerviosa (quizá la mía). Las estalactitas parecían dientes. Luego vimos los Faraglioni — esas enormes rocas que salen en todas las fotos — pero de cerca son casi imposibles de asimilar. Paramos a nadar en Marina Piccola; el agua salada me picaba los ojos y perdí la noción del tiempo flotando boca arriba.
El almuerzo era opcional — pero decidimos atracar para comer (hay un coste extra, por si quieres saber). El centro del pueblo está animado, pero sin agobios si te alejas un poco de las calles principales. Intenté pedir “spaghetti alle vongole” en italiano; Marco se rió y corrigió mi acento (la próxima vez lo clavo). De vuelta a bordo, tomamos cervezas frías mientras pasábamos por el faro de Punta Carena y luego entramos en la Gruta Verde, donde la luz se refleja de una forma casi mágica. La Gruta Azul es famosa por algo, aunque suele estar llena de gente — esta vez la dejamos pasar, pero quizá el próximo verano.
El día fue tranquilo y sin prisas — solo íbamos donde queríamos. A veces aún recuerdo ese momento bajo los Faraglioni cuando todo quedó en silencio salvo el sonido del agua golpeando el barco. Si buscas algo pulido o guionizado, este no es tu plan; pero si quieres sentirte parte de esta costa por un día… entonces sí.
El tour dura unas 7–8 horas en total.
Sí, hay varias paradas para nadar en la costa de Capri.
El recorrido incluye la Gruta Verde; la Gruta Azul es opcional y se paga entrada en el lugar.
Sí, se incluyen refrescos, agua, cerveza y snacks gratis.
No, el almuerzo no está incluido, pero puedes parar en Capri para comer por tu cuenta.
Los barcos tienen capacidad para 5 o 6 personas por tour.
No, la salida es desde el puerto de Sorrento.
Sí, se proporcionan chalecos para todos los pasajeros.
Tu día incluye un patrón profesional que habla inglés y se siente más como un amigo que un guía, chalecos salvavidas y máscaras de snorkel si quieres, toallas frescas tras cada baño, además de refrescos (y sí, cerveza), agua y snacks durante todo el recorrido por la costa de Capri antes de regresar al puerto de Sorrento por la tarde.
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