Camina por las antiguas plazas de Iximché junto al Lago Atitlán, presencia rituales mayas auténticos con un guía local y escucha historias que conectan pasado y presente. Incluye transporte ida y vuelta desde Panajachel para que solo te preocupes por explorar pirámides, visitar un museo pequeño y quizá captar el aroma del humo de pino.
Lo primero que me impactó en Iximché no fueron las ruinas, sino el olor a humo de pino que flotaba sobre las antiguas canchas de juego. Acabábamos de llegar desde Panajachel tras una hora en minivan, serpenteando por esas verdes colinas guatemaltecas. Nuestro guía, Miguel, nos esperaba en la entrada con una sonrisa tranquila y un manojo de flores silvestres. Nos dijo que eran para los espíritus y las colocó en un altar de piedra antes de empezar la caminata. No esperaba sentir nervios, pero hay algo especial en ver cómo aún se hacen rituales aquí, justo donde sus antepasados los realizaban hace siglos.
Recorrimos entre pirámides-templos y muros bajos que parecían casi suaves bajo la luz de la mañana. Miguel se detenía para señalar grabados o explicar cómo funcionaba el calendario maya; la verdad, intenté seguirle pero me perdí entre tantos números y nombres de animales. Se rió cuando se lo confesé (“No te preocupes, a la mayoría le pasa,” dijo). Había carteles en español e inglés, pero escucharlo contar las historias que le contó su abuela le daba otro sentido. En un momento escuchamos un canto, solo unas pocas voces que se oían a lo lejos, y nos dijo que había una ceremonia al otro lado de la plaza.
Me sigue sorprendiendo lo tranquilo que estaba comparado con otras ruinas que he visitado; solo se oían los pájaros y el crujir de nuestras pisadas sobre hojas secas. El museo es pequeño pero tiene máscaras de barro y fragmentos de cerámica pintada; me quedé más tiempo del que pensaba mirando un cuenco con un jaguar pintado en su interior. Después nos sentamos bajo unos árboles mientras Miguel respondía todas las preguntas (alguien preguntó si se podía jugar a la pelota aquí; parece que sí, pero con reglas muy estrictas). De regreso a Panajachel, me di cuenta de que mis zapatos olían a humo de los altares. No sé por qué, pero eso se me quedó grabado.
Está a aproximadamente una hora en coche o minivan desde Panajachel hasta Iximché.
Sí, la recogida y regreso al hotel están incluidos para hoteles seleccionados en Panajachel.
Sí, en el sitio todavía se llevan a cabo rituales tradicionales mayas.
Según la información disponible, la excursión es accesible para sillas de ruedas.
Verás pirámides-templos, canchas de pelota, palacios reales, carteles interpretativos y un museo pequeño.
Un conductor/guía acompaña todo el recorrido para explicar y responder preguntas.
No se menciona almuerzo incluido; consulta con el proveedor para más detalles.
Sí, los niños pueden unirse pero deben ir acompañados de un adulto; los bebés pueden ir en cochecito o carriola.
Tu día incluye transporte ida y vuelta en minivan o SUV con aire acondicionado desde Panajachel (con recogida y regreso en hoteles seleccionados), además de guía durante toda la visita a las ruinas y el museo de Iximché, para que no tengas que preocuparte por la logística ni por orientarte.
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