Recorre el casco antiguo de Lyon, Patrimonio de la Humanidad, con un guía local. Prueba especialidades clásicas como brioche de pralina y quesos regionales en tiendas artesanales. Disfruta de historias detrás de cada bocado y un almuerzo relajado en buena compañía. Risas, sabores nuevos y un vistazo a la vida diaria: mucho más que solo comer en Lyon.
Lo primero que noté al encontrarnos en Vieux Lyon fue el aroma del aire: dulce, pero con un toque salado de fondo. Nuestra guía, Camille, nos llamó junto a la ventana de una panadería donde se veían esas pequeñas brioches rosas de pralina alineadas. Sonrió y dijo: “Pronto las probaremos”, pero antes nos metimos en un callejón estrecho que parecía sacado de una película. Casi tropiezo con los adoquines (los zapatos importan), pero a nadie pareció importarle.
Nos detuvimos cada pocos minutos, a veces para comer, otras porque Camille quería mostrarnos una pequeña talla sobre una puerta o contarnos sobre los trabajadores de seda que vivían aquí. En un sitio, un hombre mayor nos dio unas lonchas de saucisson sec y me guiñó el ojo cuando intenté hablar en mi francés un poco oxidado. Los sabores eran salados y potentes; la verdad, no esperaba que me gustara tanto. El grupo se relajó un poco después de eso. Hubo un momento en una quesería donde el dueño nos dejó oler dos tipos de Saint-Marcellin — uno cremoso y otro con un toque a nuez — y es curioso cómo esos aromas se quedan grabados.
Perdí la noción del tiempo entre la tercera y cuarta degustación (creo que fueron seis en total), pero recuerdo la luz entrando por los vitrales y reflejándose en las paredes de piedra mientras tomábamos café en la última parada. El almuerzo fue sencillo pero especial: quenelles locales con esa salsa mantequillosa, pan crujiente para mojar. Camille nos contó historias de las recetas de su abuela mientras comíamos. Alguien derramó agua y todos nos reímos; nada de formalidades ni rigidez.
Sigo pensando en ese paseo de regreso por el Vieux Lyon después del almuerzo — lleno pero sin empacharme, feliz-cansado y notando cómo suena la ciudad cuando no vas con prisa. Si te gustan los tours gastronómicos o simplemente quieres ver Lyon de un modo auténtico (y sí, con almuerzo incluido), esta excursión por Vieux Lyon vale totalmente la pena.
El recorrido dura unas 4 horas y cubre unos 2 kilómetros a pie.
Sí, incluye almuerzo y 6 paradas para degustar más de 10 productos.
El grupo es reducido, con un máximo de 12 personas.
Incluye agua embotellada y café o té junto con las degustaciones y el almuerzo.
Sí, conocerás artesanos locales y probarás sus productos en Vieux Lyon.
Sí, hay opciones de transporte público cerca del lugar de inicio.
Niños de 13 a 18 años pueden unirse si van acompañados por un adulto.
Tu día incluye seis paradas para degustar más de diez productos regionales, agua embotellada para el paseo, café o té en una parada, todos los impuestos y tasas incluidos, además de un almuerzo relajado durante la ruta, guiado por un apasionado local que conoce cada rincón de Vieux Lyon.
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