Verás Tenerife con ojos locales: pueblos históricos, playas secretas, bosques de montaña y fotos profesionales en cada parada. El recorrido se adapta a tu ritmo e intereses para que disfrutes sin agobios.
Empezamos el día en la Plaza de España, justo en el centro de Santa Cruz. La plaza tiene un gran lago artificial que los locales usan como punto de encuentro; verás niños jugando y palomas paseando sin prisa. Nuestro guía nos señaló el Monumento a los Caídos, ese obelisco alto con forma de cruz que no pasa desapercibido. Si llegas desde el puerto de cruceros, está a un paseo corto, lo cual es genial porque aparcar aquí es casi imposible.
En poco tiempo llegamos a la Playa de Las Teresitas. La arena no es natural de aquí: la trajeron del Sahara en los años 70. Es dorada y suave, nada que ver con las playas de arena negra típicas de la isla. El agua estaba tranquila para darse un baño, y mientras tanto, vimos a pescadores arreglando sus redes cerca del pueblo de San Andrés, mientras nuestro guía capturaba fotos espontáneas con las montañas de fondo.
La siguiente parada fue San Cristóbal de La Laguna. Esta ciudad colonial tiene un encanto especial: calles empedradas, casonas de colores pastel con balcones de madera tallada y pequeñas tiendas donde venden queso canario o cestas artesanales. Paseamos una hora, entrando en un café para probar un barraquito, ese café dulce y con capas que tanto les gusta a los locales. Siempre hay algo pasando aquí; la última vez escuché músicos callejeros tocando frente a la catedral.
Luego la carretera nos llevó al Parque Rural de Anaga. De repente todo se volvió verde y brumoso: el bosque de laurisilva huele a tierra mojada, sobre todo después de la lluvia. En el mirador de Cruz del Carmen, pudimos ver el Teide si las nubes se abrían un momento. Hicimos una caminata corta por el Sendero de los Sentidos; de verdad parecía otro mundo. Hay un pequeño centro de visitantes donde puedes informarte o calentarte con un café si refresca.
Hicimos una parada improvisada en Los Roques, un pueblito donde todavía viven en casas cueva talladas en roca volcánica. Todo está en calma salvo por el sonido de las olas rompiendo en la playa de arena negra. Nuestro guía conocía a un vecino que nos saludó al pasar; aquí todo el mundo se conoce.
Continuando hacia el sur, llegamos a Abades y su curioso “pueblo de la lepra”. La iglesia inacabada de la época franquista destaca entre filas de bungalows blancos; da un poco de escalofríos pero es fascinante si te interesa la historia. La mayoría vienen aquí por la tranquilidad y las vistas al mar, no por las multitudes.
La hora de comer fue a nuestro ritmo: elegimos un guachinche en la carretera donde probamos papas arrugadas con mojo y queso de cabra a la parrilla que crujía al morder. Si te animas, prueba la carne de cabra guisada, que es un guiso lento y lleno de sabor. El vino de la casa suele ser bastante bueno también.
La última parada fue Candelaria, un pueblo de peregrinación famoso por la estatua de la Virgen Negra dentro de la basílica (si está abierta). En la plaza, grandes estatuas de jefes guanches miran al mar; al atardecer, con las sombras alargadas, el lugar se vuelve aún más impresionante. Antes de volver, nos tomamos un helado en una tiendita del paseo—el tiempo justo para disfrutar sin prisas.
¡Por supuesto! La ruta es flexible según tus gustos y horarios; hablaremos antes para asegurarnos de que sea justo lo que quieres.
No, la comida no está incluida, pero te recomendaremos sitios locales según tus preferencias; pagarás directamente en el restaurante o café que elijas.
El punto de encuentro es la Plaza de España en Santa Cruz, a un paseo del puerto (a veces hay un autobús lanzadera gratuito).
Lo mejor son zapatos cómodos porque hay que caminar un poco; protector solar y una chaqueta ligera si vas a Anaga, donde el clima cambia rápido.
Sesión de fotos privada con todas las imágenes incluidas, agua embotellada durante todo el día, vehículo con aire acondicionado para tu comodidad—incluso cuando hace calor—y total flexibilidad para ajustar el itinerario según vayas.
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