Recorrerás los barrios más antiguos de Las Palmas con un guía local que conoce cada atajo y cada historia—desde la estancia de Colón en la Casa de Colón hasta plazas escondidas donde los locales se reúnen hoy. Prepárate para vivir historia auténtica, mercados vibrantes, arquitectura única y muchas oportunidades para preguntar o simplemente empaparte de la vida cotidiana en el corazón de Gran Canaria.
Comenzamos nuestro tour privado a pie por el casco antiguo de Las Palmas justo en el puerto—muy fácil si llegas en crucero o te alojas cerca. Nuestra guía, Marta, nos recibió con una gran sonrisa y nos ayudó a tomar un taxi hacia los barrios históricos. El trayecto es corto, unos diez minutos como máximo, pero ya empiezas a notar cómo la ciudad cambia de calles modernas y bulliciosas a esos callejones tranquilos con casas de colores pastel y pequeños balcones. Hay una brisa salada en el aire que se mezcla con el aroma a pan recién horneado de una panadería cerca de la Plaza Cairasco—la verdad, casi seguí el olor para entrar.
Primera parada: Vegueta. Aquí comenzó Las Palmas en el siglo XV. Caminar por este barrio es como viajar en el tiempo—calles de piedra bajo tus pies, ecos que rebotan en las viejas paredes. Marta nos señaló la Casa de Colón, con sus techos de madera tallada y balcones ornamentados. Nos contó que Colón realmente se alojó aquí en 1492 mientras reparaban su barco—incluso hay una pequeña placa junto a la puerta que lo recuerda. Si tienes curiosidad, puedes asomarte a sus patios.
La Plaza de Santa Ana está a la vuelta de la esquina. Es amplia y abierta, bordeada de palmeras y con esas famosas estatuas de perros canarios justo frente a las escaleras de la catedral. La catedral en sí tardó siglos en terminarse—comenzó en 1497 y no se concluyó hasta finales del siglo XX—por eso verás una mezcla de estilos: arcos góticos en el interior y neoclásicos en el exterior. Nos sentamos un momento en uno de los bancos; los locales charlaban cerca y las palomas volaban bajo sobre la plaza.
Marta nos llevó luego por la Calle de los Balcones. El nombre no engaña—los balcones de madera están por todas partes, cada uno diferente. Algunos tienen macetas colgando; otros parecen no haber cambiado desde que pasó Colón. Pasamos también por el Gabinete Literario, un club antiguo y elegante, y luego nos metimos en la Plaza de San Antonio Abad. Allí hay una pequeña ermita donde Colón rezó antes de partir hacia América; es fácil pasarla por alto si no la buscas.
El Centro Atlántico de Arte Moderno destaca en medio de tanta historia—tiene un aire moderno pero conserva su antigua fachada neoclásica. Si te gusta el arte, vale la pena entrar para echar un vistazo rápido (nosotros no tuvimos tiempo esta vez). Cerca está la Plaza del Espíritu Santo; hay una fuente cubierta bajo una cúpula de piedra y dos árboles grandes—un drago y una araucaria—que simbolizan los lazos entre Canarias y América.
La Plaza de Santo Domingo estaba animada cuando llegamos—unos niños correteaban alrededor de la fuente mientras alguien tocaba la guitarra cerca. La iglesia aquí inicia la romería del Rosario cada octubre; Marta nos dijo que se llena mucho entonces.
Antes de regresar hacia el norte, rumbo a la playa de Las Canteras, paseamos por el mercado callejero de Vegueta (abre la mayoría de los meses excepto en verano). Los puestos tenían de todo, desde plátanos hasta joyería artesanal, y la música en vivo se colaba por la Plaza del Pilar Nuevo. Compré unos mangos pequeños a un vendedor mayor que insistió en que probara uno antes de comprar—eran dulces y un poco desordenados, pero totalmente valieron la pena.
¡Sí! El ritmo es tranquilo y hay muchos lugares para sentarse o hacer pausas durante el recorrido.
Puedes encontrarte con tu guía en el hotel o en el puerto de cruceros—solo avísales qué te viene mejor.
Todos los tickets y tasas están incluidos en el precio de la reserva—sin sorpresas al llegar.
Tu guía estará encantado de sugerirte lugares locales para almorzar o tomar algo antes de despedirte.
Tu guía privado con licencia cubre todas las entradas y tickets durante el tour a pie por el casco antiguo de Las Palmas. También está incluido el traslado de ida y vuelta—viajarás en taxi o transporte público según sea necesario. Solo trae calzado cómodo; ¡todo lo demás está organizado!
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