Recorre los cañones volcánicos de Gran Canaria con un guía certificado, desciende cascadas, prueba snacks locales durante la aventura y descubre cómo se formaron estos paisajes salvajes. Prepárate para risas, agua fría en la piel y historias que querrás contar mucho después de secarte.
Nos pusimos los trajes de neopreno en la parte trasera de una furgoneta, en algún rincón verde de Gran Canaria — la verdad es que perdí la cuenta después de la tercera curva cerrada. Nuestro guía, Pablo, me entregó un casco que aún olía a musgo de río (no desagradable, sino… auténtico), y sonrió como si supiera lo que venía. Preguntó si alguien había hecho rappel antes. Negué con la cabeza. Alguien dijo “más o menos” y todos nos reímos — nervios, sobre todo. El aire se sentía más fresco que en la costa, y había un aroma terroso bajo los árboles que me recordó a piedra mojada y a algo herbal que no supe identificar.
La primera parte fue trepar entre rocas y agacharse bajo ramas mientras Pablo señalaba plantas curiosas — llamó a una “balos” y nos hizo intentar pronunciarla. Li se rió cuando intenté decirla en español — seguro que la pronuncié fatal. Entonces llegó el sonido: agua rebotando en la piedra, cada vez más fuerte mientras seguíamos el arroyo hacia el interior del cañón. Al llegar a la primera caída, Pablo nos aseguró uno a uno para nuestro primer rappel por una cascada. El agua fría me golpeó las pantorrillas y por un instante se me entumecieron las manos en la cuerda; recuerdo pensar “no mires abajo”, pero lo hice igual. No era muy alto (quizás 9 metros), pero desde arriba se sentía salvaje.
Hubo momentos en que el tiempo pareció detenerse — parados hasta la cintura en una poza esperando a que bajara todo el grupo, con la luz del sol filtrándose entre las hojas. Picamos algo dulce que Pablo había traído (creo que era una galleta típica) mientras nos contaba cómo estos cañones se formaron hace siglos por erupciones volcánicas. Explicó cómo el clima sigue moldeando todo aquí — si mirabas bien, podías ver capas de lava en las paredes.
De regreso, me di cuenta de que las piernas me temblaban más por la emoción que por el miedo. El cañonismo en Gran Canaria no es solo adrenalina; es estar dentro de una clase viva de geología con gente que realmente se preocupa por tu seguridad (y que no te deje con hambre). Aún recuerdo esa última vista mirando hacia los acantilados — líneas irregulares y sombras verdes — antes de salir riendo por quién se había resbalado dónde.
Sí, está abierta a principiantes; los guías ofrecen supervisión e instrucciones completas en todo momento.
Incluye traje de neopreno, arnés, casco, equipo de rappel, snacks, seguro y transporte en vehículo con aire acondicionado.
La altura máxima de rappel es de 9 metros, tanto en rutas secas como acuáticas.
Sí, puedes elegir entre cañones secos o acuáticos según las condiciones y tu preferencia.
No se menciona recogida en hotel; hay opciones de transporte público cercanas.
No; no se recomienda para personas con lesiones de columna, problemas cardiovasculares o embarazadas.
Es una actividad privada con grupos reducidos para que no tengas que esperar mucho entre turnos.
Sí, los snacks están incluidos para mantener tu energía durante la aventura.
Tu día incluye todo el equipo técnico: traje de neopreno, arnés, casco y material para rappel, además de snacks para recargar energías. Viajarás en un vehículo con aire acondicionado y seguro durante toda la aventura, regresando tras el último ascenso fuera del cañón.
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