Nadarás en calas escondidas, recorrerás bosques de pinos con aroma a sal y resina, pasearás por pueblos de piedra como Deià y compartirás una comida en un sitio local. Con transporte privado y equipo de snorkel incluidos, sentirás el lado más salvaje de Mallorca, junto a esos momentos de calma que recordarás siempre.
Lo primero que me llamó la atención fue el sonido — las cigarras cantando entre los pinos mientras seguíamos a nuestro guía por un sendero estrecho, con las zapatillas crujiendo sobre agujas secas. El aire olía a sal y resina. Apenas había recuperado el aliento del viaje cuando de repente apareció: una cala rocosa con un agua tan transparente que se veían todas las piedrecitas. Nuestro guía (Miguel — que creció por aquí cerca) nos repartió las máscaras y escarpines. Dudé un momento — aunque sea invierno, el mar está frío — pero alguien se lanzó riendo, así que yo también. Eso despierta al instante.
Después, secándonos en las rocas calentadas por el sol (se me olvidó lo bien que se siente), paseamos entre casas de piedra cubiertas de buganvillas que desbordaban cada muro. Miguel nos señaló una panadería donde su abuela compraba el pan — dijo que el dueño aún recuerda su pedido. En Deià subimos por callejuelas serpenteantes hasta un mirador con vistas que no caben en las fotos. La comida fue en un local pequeñito donde el camarero cambiaba sin esfuerzo del catalán al español; intenté pedir en los dos idiomas y seguro que hice un lío. El aceite de oliva tenía un sabor fresco y potente, nada que ver con el que tomo en casa.
Más tarde volvimos a caminar, esta vez bajo árboles más altos donde la luz verde parpadeaba en nuestras caras. Hubo un momento — solo silencio, salvo el sonido lejano de las olas y el roce de unos zapatos detrás de mí — que parecía suspendido en el tiempo. Encontramos otro rincón para nadar (¡más frío que antes!) pero ya a nadie le importaban los escalofríos o el pelo despeinado.
La última parada fue un mirador en un acantilado que Miguel llamó “su lugar favorito en el mundo”. No dijo mucho mientras estábamos allí; la verdad, ninguno lo hizo. Desde arriba el mar parecía infinito, y el viento nos tiraba de las chaquetas. Ahora, cuando el ruido me abruma en casa, vuelvo a pensar en esa vista.
Sí, el transporte privado está incluido durante todo el día.
Sí, hay una parada en Deià para explorar el pueblo y comer en un restaurante local.
Sí, el guía ofrece máscaras y escarpines para las paradas de baño.
Los grupos se limitan a 8 personas para que la experiencia sea más personal.
Sí, puedes contactar directamente con el guía para organizar una experiencia privada.
No, no hay comida incluida, pero hay una parada para almorzar en un restaurante típico de Deià (a cargo del cliente).
No, se recomienda tener una condición física moderada; no es apto para embarazadas ni personas con problemas de columna o cardiovasculares.
El guía proporciona máscaras y escarpines; lleva bañador, toalla, calzado cómodo y protección solar.
Tu día incluye transporte privado por la costa norte de Mallorca y uso de máscaras y escarpines para las paradas de baño; la comida no está incluida, pero habrá tiempo para disfrutar de la gastronomía local en Deià antes de seguir hacia otros rincones secretos en los acantilados.
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