Acompaña a un guía local por los mercados y rincones escondidos de Barcelona, probando pintxos, jamón, churros con chocolate y mucho más. Disfruta de historias entre bocados, descubre lugares fuera de lo común y vive momentos auténticos con locales, además de sabores que recordarás mucho tiempo.
Quedamos con nuestra guía, Marta, justo cerca de la Plaça de Sant Jaume — nos saludó como si fuéramos viejos amigos. La plaza estaba animada, pero sin ese bullicio turístico; había niños persiguiendo palomas y gente mayor charlando en los bancos. Marta empezó contándonos un poco de la historia del barrio (no pillé todo, la verdad — mi español aún es un poco flojo), y luego nos llevó por callejuelas que olían a pan recién hecho y café. Primera parada: pintxos en un bar diminuto donde parecía que todos la conocían. Nos explicó que había que cogerlos con las manos, cosa que intenté, aunque terminé manchándome la camisa con la mitad del relleno. Se rió y me pasó una servilleta — “Vas por buen camino,” me dijo.
Me fijaba en cómo cambiaba la luz mientras caminábamos entre paradas: un momento sol dorado sobre balcones con azulejos, al siguiente sombra fresca bajo toldos a rayas. En el Mercado de Santa Caterina probamos jamón que se deshacía en la boca (juro que sabía a todo el campo) y unas aceitunas casi demasiado saladas, pero que con el vermut local eran perfectas. Marta nos señaló su puesto de quesos favorito; conocía al dueño por su nombre y bromeaban un rato sobre fútbol mientras picoteábamos muestras. Más que un tour, parecía que íbamos con alguien que realmente vive aquí.
En algún momento entre paradas me di cuenta de que había perdido la noción del tiempo. Hubo churros con chocolate espeso (tan buenos que me quemé la lengua porque no podía esperar), y en un momento Marta nos llevó lejos del bullicio para mostrarnos un patio tranquilo lleno de naranjos. Nos contó una historia de cuando creció cerca — algo de colarse para comer pasteles después del cole — y solo pensé en lo diferente que se siente Barcelona cuando no vas corriendo de un punto a otro, sino que la saboreas de verdad. Terminamos sentados en un muro bajo compartiendo los últimos bocados, con los dedos pegajosos y todo. Aún recuerdo ese jamón.
Puedes elegir entre 6 o 10 degustaciones de comida y bebida según la opción que reserves.
Sí, hay alternativas vegetarianas si avisas al guía con antelación sobre tus necesidades dietéticas.
Sí, pueden participar bebés y niños pequeños; se aceptan cochecitos o sillas de paseo.
Sí, hay varias opciones de transporte público cerca del punto de encuentro.
Sí, visitarás puntos clave como la Plaça de Sant Jaume entre las degustaciones.
Es un tour privado; solo tu grupo y el guía local participarán.
La experiencia se centra en los barrios cercanos a la Plaça de Sant Jaume y el Mercado de Santa Caterina en Barcelona.
Tu día incluye un guía local experto en gastronomía, seis o diez degustaciones seleccionadas de comida y bebida (según tu reserva), opciones vegetarianas si las necesitas — solo avísalo antes — y visitas a lugares como el Mercado de Santa Caterina y puntos destacados de la ciudad. La experiencia es neutra en carbono y con rutas flexibles para adaptarse a dietas o tamaño de grupo.
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