Sentirás el espíritu salvaje de Islay cruzando en ferry desde Edimburgo, probarás whisky directo de barrica en destilerías legendarias como Lagavulin y Laphroaig, compartirás risas con locales alrededor de tragos ahumados y dormirás en acogedores B&B cerca de Bowmore. Prepárate para el viento salado en la cara, aromas a turba en tu copa y recuerdos que quedarán para siempre.
Lo primero que me golpeó al bajar del ferry en Islay fue ese viento cortante y salado, como si alguien hubiera mezclado humo de turba con el mar. Nuestro guía, Jamie, sonrió y dijo que era “solo una pequeña bienvenida”. Observé las colinas bajo nubes bajas mientras nuestro grupo subía al minibús. Inveraray quedaba atrás (me llevé un rollo de salchicha que todavía recuerdo), y ahora íbamos tras el whisky por toda la isla. El trayecto se sintió más largo de lo que parecía en el mapa—las carreteras de Escocia tienen su propio ritmo.
Bunnahabhain fue nuestra primera parada de verdad. El almacén olía a madera húmeda y a algo dulce y terroso, difícil de describir si no has estado allí. Jamie nos sirvió muestras directas de barrica. Intenté girar mi copa como si supiera lo que hacía, pero más que nada respiraba ese aroma intenso, casi medicinal. Alguien preguntó si siempre sabe así; uno de los chicos de la destilería se encogió de hombros y dijo: “Depende del día.” Eso me hizo reír.
Los días siguientes se mezclaron de la mejor manera: la cata en el almacén de Lagavulin (las paredes de piedra vieja se sentían frías aunque el whisky calentaba el pecho), Ardbeg para comer donde pedí sopa porque afuera llovía de lado, y luego Laphroaig con su sabor a turba que se quedó horas en mi lengua. En Bruichladdich nos dejaron explorar la zona de producción—tantos tubos de cobre y ruidos metálicos—y luego nos sirvieron tragos más ligeros de lo que esperaba. Kilchoman fue distinto; más pequeño, un poco rústico, pero con un aire más cercano. Hay algo especial en estar en un campo con un vaso en la mano mientras las ovejas te miran como si estuvieras loco.
No dejaba de pensar que cada lugar tenía su propio ritmo—olores distintos, bromas diferentes del personal, hasta tipos de lluvia variados. Las noches en Bowmore House eran tranquilas salvo por risas lejanas que entraban por ventanas abiertas. La última mañana, antes de volver a Edimburgo, me quedé junto a West Loch Tarbert viendo la niebla deslizarse sobre el agua y me di cuenta de que mi chaqueta todavía olía a humo y malta. No sé si eso se quitará alguna vez—y, sinceramente, espero que no.
El tour dura 4 días, incluyendo el tiempo de viaje entre Edimburgo e Islay.
Visitarás Bunnahabhain, Lagavulin (con cata en almacén), Ardbeg (con almuerzo), Laphroaig (tour y cata), Bruichladdich (tour y cata) y Kilchoman (tour y cata).
Sí, incluye 3 noches en B&B en Bowmore House o Island Bear.
El transporte en minibús con aire acondicionado está incluido para hasta 16 personas.
Sí, los billetes de ferry ida y vuelta entre Escocia e Islay forman parte de la reserva.
Se incluye almuerzo en Ardbeg; el resto de comidas corre por cuenta propia salvo que el alojamiento indique lo contrario.
Sí, es apto para todos los niveles físicos según el operador.
Sí, se permiten animales de servicio durante el viaje.
Tu viaje incluye transporte en minibús desde Edimburgo con recogida, ferries de ida y vuelta a Islay, tours guiados con catas exclusivas en destilerías top como la experiencia en almacén de Lagavulin y la sesión en el bar de Laphroaig, tres noches con desayuno en Bowmore House o Island Bear—y tiempo de sobra para risas (y quizá sopa) en el camino.
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