Acércate a las maravillas antiguas de Egipto con un guía privado que da vida a la historia. Verás pirámides sin multitudes, explorarás los rincones escondidos de El Cairo Antiguo y descubrirás tesoros en el Museo Egipcio, todo con traslados fáciles desde el hotel y almuerzo incluido.
Temprano en la mañana, la ciudad ya está vibrando. Nuestro guía, Hossam, nos recibió en el lobby del hotel con una gran sonrisa y mucha tranquilidad. Salimos sorteando el tráfico de El Cairo, con las ventanas apenas bajadas para atrapar ese aire seco del desierto. Primera parada: Dahshur. La Pirámide Roja apareció de repente, sus piedras cálidas al tacto, y la verdad, casi no había turistas. Hossam nos explicó cómo la Pirámide Acodada tiene esa forma tan peculiar—incluso señaló un lugar donde aún se pueden ver grafitis antiguos si te fijas bien. Luego fuimos a Saqqara. Al acercarnos a la Pirámide Escalonada, el aroma a pan recién hecho llegaba desde un vendedor cercano, alguien que ofrecía pan plano a los trabajadores. La tumba de Kagemni estaba en silencio, salvo por un par de pájaros que entraban y salían. Después, rumbo a Giza. La Gran Pirámide es imponente, pero es la Esfinge la que realmente te marca—su rostro está tan desgastado, pero esos ojos parecen vigilarte. Probamos un dulce té de hibisco antes de regresar, un poco polvorientos pero felices.
Al día siguiente comenzamos con un paseo por el Museo Egipcio. Dentro hace más fresco de lo que esperas, y se percibe un leve aroma a papel viejo y piedra. Hossam nos llevó directo a los tesoros de Tutankamón—esas sandalias de oro son mucho más pequeñas de lo que imaginaba. La sala de momias de animales fue toda una sorpresa; incluso hay un cocodrilo momificado. El Cairo Antiguo se siente como otro mundo—calles estrechas, campanas de iglesias, incienso flotando en el aire. La Iglesia Colgante tiene esos pisos de madera que crujen, y en la Sinagoga Ben Ezra compartimos un momento tranquilo con un cuidador local que nos contó una historia sobre manuscritos ocultos. Terminamos en el bazar Khan El Khalili, donde regateé por una lámpara de latón (no muy bien). El almuerzo ambos días fue sencillo pero sabroso—mucho tahini y pollo a la parrilla. Ya por la tarde, los pies me dolían pero la cabeza me zumbaba de historias.
Sí, está diseñado para todas las edades y niveles de condición física. El ritmo es flexible y tu guía puede ajustar las paradas según sea necesario.
Las entradas no están incluidas, así que lleva algo de efectivo para los tickets y extras opcionales como las Salas de las Momias Reales.
Lo mejor es ropa ligera, zapatos cómodos y un sombrero. No olvides protector solar—el sol puede ser fuerte incluso en invierno.
¡Por supuesto! Solo avisa a tu guía si hay algo especial que quieras ver o saltarte.
Incluye traslados de ida y vuelta al hotel cada día, un viaje cómodo con aire acondicionado, un guía egiptólogo privado experto y almuerzo ambos días. También tendrás agua siempre a mano.
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