Recorre las mezquitas centenarias de El Cairo con un guía local que da vida a cada historia, desde las aulas de Al-Azhar hasta los arcos imponentes de Sultan Hassan. Disfruta un almuerzo en un restaurante del barrio y contempla la ciudad desde la Ciudadela antes de regresar en vehículo privado. Una experiencia que recordarás mucho después de dejar Egipto.
No esperaba que la mañana comenzara con el aroma a cardamomo que salía de un vendedor ambulante justo cuando nuestro conductor llegó al hotel. El Cairo ya vibraba: bocinas, risas y una llamada a la oración que se escuchaba a lo lejos. Nuestro guía, Hossam, nos recibió con una calidez natural (y, la verdad, su paciencia con mi árabe torpe fue admirable). Primera parada: la mezquita de Al-Azhar. No podía dejar de mirar cómo la luz del sol se deslizaba sobre los antiguos suelos de piedra mientras Hossam nos contaba que allí se ha enseñado durante más de mil años. Fue extraño estar en un lugar donde tantas generaciones han rezado y debatido, como si el tiempo se doblara por un instante.
Luego visitamos la mezquita de Sultan Hassan: enormes puertas, aire fresco que olía ligeramente a libros viejos y polvo. Intenté imaginar cómo habrían construido algo así en el siglo XIV. Hossam nos señaló detalles diminutos en los relieves que yo habría pasado por alto; incluso nos mostró cómo los locales tocan ciertas piedras para atraer suerte (yo también lo hice, ¿por qué no?). La Ciudadela de Saladino se alzaba imponente sobre todo. Desde allí arriba, la vista sobre el caos de El Cairo es difusa: minaretes que asoman por doquier y una ciudad que parece no tener fin. El viento soplaba y por un momento sólo se escuchaban risas de niños persiguiéndose cerca de los muros.
Almorzamos en un pequeño lugar cercano: pan plano aún tibio del horno, pollo a la parrilla con especias que no supe nombrar pero que desearía poder replicar en casa. Hablamos de fútbol y familias con Hossam; se rió cuando intenté decir “shukran” correctamente (seguro lo dije fatal). Después paseamos por la mezquita de Amr ibn al-As, la más antigua de África. Había gente rezando en silencio en un rincón y turistas como nosotros tratando de no molestar. La Mezquita de Alabastro realmente brilla cuando le da el sol, y esa imagen aún me viene a la mente.
Ya por la tarde terminamos en la mezquita de Al-Rifai, justo enfrente de Sultan Hassan, un reflejo entre antiguos y nuevos gobernantes. El día no fue apresurado; tuvimos tiempo para quedarnos, hacer preguntas (y beber más agua de la que creí posible). Cuando finalmente nos dejaron en el hotel, mis zapatos estaban llenos de polvo y mi cabeza repleta de historias que no conocía. No sé explicarlo mejor que así.
El tour incluye la mezquita de Al-Azhar, la mezquita y madrasa de Sultan Hassan, la mezquita de Alabastro (de Muhammad Ali), la mezquita de Amr ibn al-As y la mezquita de Al-Rifai.
Sí, la recogida y regreso al hotel están incluidos para quienes se alojan en El Cairo o Giza.
El almuerzo en un restaurante local egipcio está incluido si eliges esa opción al reservar.
Sí, todas las entradas a las mezquitas mencionadas están incluidas en el paquete.
El tour dura todo el día, aunque el tiempo exacto depende del tráfico y el ritmo del grupo.
Durante todo el día se ofrece agua embotellada para mantenerte hidratado.
Es un tour privado con un guía local experto solo para tu grupo.
Todos los traslados se hacen en vehículos privados con aire acondicionado y modelos recientes para tu comodidad.
Tu día incluye recogida y regreso al hotel en cualquier punto de El Cairo o Giza, todas las entradas a las mezquitas históricas del recorrido, agua embotellada durante toda la jornada, traslados en vehículo privado con aire acondicionado, un guía local experto que comparte historias en cada parada y, si eliges esa opción, un almuerzo tradicional egipcio antes de regresar cómodamente al final del día.
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