Recorrerás la costa de Curazao en scooters eléctricos con un guía local—parando para escuchar historias en Love Seat, subiendo al Fuerte Beekenburg para ver el mar, explorando el naufragio bajo el agua en la playa Tugboat, y haciendo una pausa en la histórica Casa de Cuarentena antes de terminar en la playa Directeursbaai. Risas, aire salado, algún perro ladrando y recuerdos que querrás guardar para siempre.
Aún recuerdo lo primero que me llamó la atención: cómo el aire salado me golpeó la cara en cuanto subí al eScooter. No era solo una brisa, era ese olor cálido y denso del Caribe que se queda pegado a la camiseta. Nuestro guía, Franklin, repartió cascos y sonrió cuando me oyó reír nervioso. “No te preocupes,” dijo, “estos scooters son más fáciles de manejar de lo que parecen.” Tenía razón. Salimos disparados hacia el llamado Love Seat (literalmente un gran banco de piedra), y Franklin nos contó cómo las parejas solían escaparse ahí después del anochecer. No sé si es verdad o solo una historia suya, pero me sacó una sonrisa.
El paseo por la playa Caracasbaai fue casi hipnótico: la arena crujía bajo las ruedas, la música llegaba desde un bar playero escondido a lo lejos. Aparcamos los scooters en el Fuerte Beekenburg y subimos juntos; las piernas me temblaban al llegar arriba (culpa del calor), pero la vista me dejó sin palabras. El mar tenía ese azul imposible que ves en las postales. Franklin señaló hacia dónde íbamos después: la playa Tugboat, y un niño local nos saludó desde abajo. Por alguna razón, ese momento se quedó grabado.
La playa Tugboat es salvaje: justo bajo el agua está ese viejo naufragio cubierto de coral y rodeado de peces de colores. Un par de perros ladraban desde un refugio cercano (uno intentó seguirnos). Metí la mano en el agua y estaba más fresca de lo que esperaba. No nos quedamos mucho antes de ir a la Casa de Cuarentena, un edificio desgastado con pintura descascarada y muchas historias de aislamiento mucho antes de que existiera el COVID. Por último, Directeursbaai: pescadores lanzando sus líneas, snorkelistas flotando cerca, todo lento, soleado y auténtico.
Si estás pensando en hacer un tour en eScooter por Curazao, no esperes que todo sea perfecto—mi pelo quedó hecho un desastre bajo el casco—pero, ¿sabes qué? Es uno de esos días que vuelvo a recordar cuando necesito desconectar de la rutina.
La duración exacta no está especificada, pero incluye varias paradas en playas y sitios históricos en unas pocas horas.
No se menciona recogida en hotel; los participantes deben llegar 15 minutos antes al punto de encuentro.
El peso máximo por scooter eléctrico es de 130 kg (286 libras).
Sí, los adolescentes pueden unirse; la edad mínima para manejar un eScooter es 14 años y deben cumplir con requisitos de estatura.
Sí, todos los participantes reciben casco y, si lo desean, una red para el cabello.
No se requiere experiencia; los guías dan instrucciones antes de comenzar el tour.
Se recomienda usar zapatillas o calzado cerrado; también gafas de sol por la exposición al sol.
No incluye almuerzo; se ofrece agua embotellada durante el recorrido.
Sí, se capturan fotos durante toda la ruta y se envían por WeTransfer después del paseo.
Tu día incluye agua embotellada para cada participante, uso de scooters eléctricos modernos con casco (y red para el cabello opcional), instrucciones previas para que todos se sientan seguros antes de arrancar, y fotos digitales que te enviarán luego. Te guiará un profesional local que comparte historias en cada parada—desde Love Seat, pasando por Fuerte Beekenburg hasta la playa Tugboat—con todas las entradas incluidas en el recorrido.
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