Si quieres conocer Corea más allá de la ciudad, este tour te lleva por su historia real: desde muros antiguos hasta tradiciones vivas, con relatos y sabores locales en cada paso.
Es temprano cuando llegamos a Namhansanseong, pero el aire ya huele a pino y piedra fresca. Nuestro guía, el señor Kim, señala el antiguo muro de la fortaleza que serpentea por la cresta—dice que tiene casi 400 años. Caminamos un tramo del sendero; el musgo crece entre las piedras y se escuchan pájaros cantando desde lo profundo del bosque. A esta hora el camino está tranquilo, solo algunos locales con bastones de senderismo y un par de estudiantes charlatanes haciendo fotos junto a la entrada. El señor Kim nos cuenta historias de cómo este lugar protegía Seúl (cuando se llamaba Hanyang), y casi puedo imaginar a los soldados vigilando desde las torres. Cerca de la entrada hay una tiendita que vende té caliente de cebada, perfecto para reponer energías tras la caminata.
La siguiente parada es la Aldea Folklórica Coreana, a unos treinta minutos. El ambiente cambia de golpe: se escucha música que llega desde una plaza abierta donde los artistas se preparan para un baile campesino. La aldea parece transportarte a otro siglo: casas con techos de tejas, callejones de tierra estrechos, y hasta un puesto de adivinación escondido detrás de un árbol de caqui. Paseamos junto a mujeres que hacen tteok (pasteles de arroz) a mano y niños que prueban hanbok para las fotos familiares. El almuerzo lo sirven en un pabellón de madera—sencillo pero delicioso: bulgogi, kimchi y una sopa dulce de calabaza que nunca había probado. Más tarde disfrutamos de un show acrobático con cuerdas que atrae a mucha gente (risas cuando uno de los artistas finge perder el equilibrio). Al final de la tarde estoy cansado pero feliz—hay algo muy especial en ver cómo vivían aquí hace generaciones.
¡Sí! La caminata es fácil, hay caminos accesibles para cochecitos, y a los niños les encantan los espectáculos en la Aldea Folklórica.
Puedes escoger tu comida según tus gustos—solo avisa a tu guía si tienes alguna preferencia o dieta especial.
El sendero principal que visitamos es tranquilo; puedes caminar más o menos según te sientas cómodo.
Casi todos los días hay música y shows, pero el programa puede cambiar por clima o festivos—tu guía lo confirmará antes.
Vehículo privado con aire acondicionado; recogida y regreso al hotel en Seúl; guía local en inglés; almuerzo tradicional coreano (o alternativas si prefieres); todas las entradas incluidas; horario flexible solo para tu grupo.
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