Si quieres descubrir el valle del vino chileno en bici, sin multitudes ni prisas, este tour privado por el Valle del Maipo es para ti. Pedalea por rutas fáciles en Isla de Maipo, visita viñas top como Undurraga, juega con aromas en la sala sensorial y disfruta comida casera en una villa junto al río, todo con guías locales que conocen cada atajo y historia.
El aire de la mañana en Isla de Maipo es fresco y limpio, con un toque de eucalipto mientras empezamos a pedalear junto a casas dormidas y filas de viñas. Nuestro guía, Felipe, nos señala los antiguos canales de riego—dice que están aquí desde la época colonial. La ruta en bici es sencilla, casi plana, así que no necesitas ser un atleta para seguir el ritmo. Pasamos por pequeños puestos de frutas y escuchamos el zumbido lejano de tractores trabajando en los campos. De vez en cuando, paramos para sacar fotos o simplemente admirar el río brillando entre los álamos.
Llegamos a la viña De Martino—Santa Inés—con sus ordenadas hileras de uvas que se extienden hacia los Andes. Felipe nos explica cómo cada variedad se planta pensando en el sol y el viento; nunca había notado lo diferentes que son las hojas hasta que nos las mostró de cerca. Dentro de su tienda, se percibe un suave aroma a barricas de roble y pan recién horneado que viene de una panadería cercana. Tras probar unos sorbos (la carménère destaca), volvemos a las bicicletas, con las piernas en perfecto estado—todavía sin cansancio.
Al mediodía llegamos a la sala sensorial de Santa Ema—una parada divertida donde intentas adivinar aromas de vino en pequeños frascos. Me equivoqué con “pimiento verde” (era grosella negra), pero reímos mucho con el grupo. El sol ya calienta, pero sin ser intenso; ideal para pedalear bajo la sombra de los viejos nogales que bordean el camino.
El almuerzo se sirve en una villa escondida junto al río Maipo. Hay pebre casero sobre pan crujiente, pollo a la parrilla con ensalada de palta, y si hace frío, prenden la chimenea adentro. Puedes pasear por sus jardines o sentarte junto al estanque viendo a los patos nadar—se siente más como visitar una casa de campo que un restaurante.
La última parada es la Viña Undurraga—un verdadero imperdible si te gusta la historia o simplemente disfrutas del buen vino. Sus bodegas son frescas y con ecos; se huele la tierra húmeda mezclada con uvas fermentando. Nuestro anfitrión comparte historias sobre la tradición vitivinícola chilena que no encontrarás en las guías (pregunta por sus raíces mapuches). Probar tres vinos reserva aquí es especial—sobre todo cuando te regalan una copa de recuerdo antes de regresar a Santiago.
¡Sí! La ruta es mayormente plana y tranquila—no necesitas estar en forma ni tener experiencia en ciclismo. Solo trae ropa cómoda y ganas de pasarlo bien.
Te ofrecemos platos típicos chilenos—carnes o pollo a la parrilla, ensaladas con mucho aguacate, pan casero con pebre. Hay opciones vegetarianas si nos avisas con anticipación.
Los niños pueden acompañar siempre que vayan con un adulto. Ten en cuenta que solo mayores de 18 años pueden participar en las catas de vino.
Por supuesto. Guías locales acompañan todo el recorrido en bici y cada visita a las viñas, compartiendo historias sobre la historia del vino y respondiendo todas tus preguntas.
Tu día incluye traslado desde y hacia el hotel en Santiago, bicicletas y cascos, agua embotellada y snacks para el paseo, visitas guiadas en cada viña (con catas), además de un almuerzo completo en una villa junto al río. Todos los tours son conducidos por guías locales amables que hablan varios idiomas—y sí, ¡te llevarás una copa de recuerdo de Undurraga!
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