Recorrerás los históricos terrenos de Concha y Toro cerca de Santiago, explorarás sus legendarias bodegas subterráneas, probarás diez vinos premium acompañados de quesos y disfrutarás las vistas del Valle de Pirque desde el Mirador. Con guías amables y traslados en grupo ida y vuelta incluidos, vivirás historias y sabores que perduran mucho después de la visita.
Lo primero que me llamó la atención en Concha y Toro fue el aroma, un olor terroso, casi como lluvia sobre piedra antigua. Nuestra guía, Valentina, nos llamó bajo unos árboles enormes en el Parque Don Melchor y empezó a contarnos historias sobre la familia que fundó el lugar. Señaló una ventana desde donde Don Melchor solía vigilar a los trabajadores de la viña (no sé por qué ese detalle se me quedó grabado). La casa parecía sacada de una película antigua, pero había pájaros por todos lados y un perro dormía junto a las escaleras. Se sentía viva, no solo para la foto.
La parte del Casillero del Diablo fue más divertida de lo que esperaba: realmente apagan las luces y te dejan en una sala subterránea fría mientras Valentina narra la leyenda del diablo que cuida el vino. Justo cuando dijo “el diablo”, sonó un teléfono y todos nos reímos (ella solo puso los ojos en blanco y siguió). El aire ahí abajo es frío y huele a barricas de roble. Traté de escuchar ecos pero solo oía mis zapatos sobre la piedra. Después paseamos por el jardín de variedades, con hileras de vides y carteles con cada tipo de uva. Intenté pronunciar “Carménère” bien; Li se rió cuando lo intenté en mandarín, seguro lo arruiné.
Lo mejor fue sentarnos en el Mirador, con una copa de Syrah Marquis de Casa Concha, mirando el Valle de Pirque. El sol salió justo para calentarme la cara sin molestar la vista. Trajeron una tabla de quesos que combinaba perfecto con el vino (todavía sueño con ese queso azul). Probamos seis vinos diferentes: cuatro clásicos y dos de las nuevas etiquetas Blue y Gold. Valentina explicó qué hacía especial a cada uno sin sonar a discurso aprendido. Incluso confesó que prefiere los tintos a los blancos la mayoría de los días.
Cuando nos fuimos, con los vasos de recuerdo en las manos, sentí que realmente aprendí sobre el vino chileno sin aburrirme ni sentirme saturado. El viaje de vuelta fue tranquilo; todos en sus pensamientos o quizás dormidos por el vino. No dejo de recordar lo frescas que se sentían esas bodegas al salir de nuevo a la luz del sol — curioso cómo algunas sensaciones se quedan más que otras.
La cata incluye 10 vinos: cuatro líneas tradicionales y seis etiquetas Marquis de Casa Concha.
Sí, el tour incluye traslados en grupo ida y vuelta desde Santiago.
El punto de encuentro es en Monjitas 821 (zona Plaza de Armas) o en Av. Pdte. Kennedy Lateral 5059, cerca del mall Parque Arauco.
No, esta experiencia es solo para adultos.
Se sirve una tabla de quesos durante la sesión guiada de cata de vinos.
La Experiencia Sensorial Casillero del Diablo incluye acceso a las bodegas subterráneas y narración interactiva de leyendas locales.
Sí, te regalan una copa de vino Concha y Toro para llevar a casa.
El itinerario cubre varias paradas entre parques, jardines, bodegas y miradores; los tiempos exactos pueden variar pero todo se realiza en un solo día.
Tu día incluye traslados en grupo ida y vuelta desde puntos centrales de Santiago, entrada al Parque Don Melchor y exteriores de la Casa, acceso a las bodegas subterráneas Casillero del Diablo y Guarda del Alto, cata guiada de diez vinos (cuatro líneas clásicas y seis Marquis de Casa Concha), tabla de quesos en el Mirador con vista al Valle de Pirque, y una copa de vino Concha y Toro de recuerdo antes del regreso.
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