Si quieres conocer el verdadero sur de Chile—vistas al lago, volcanes y tradiciones alemanas vivas—esta excursión de medio día a Frutillar es para ti. Tendrás historias locales, aire fresco y mucho tiempo para explorar a tu ritmo.
El aire estaba fresco cuando salimos de Puerto Varas, de esos amaneceres en los que puedes oler el lago antes de verlo. Nuestra guía, Marcela, nos recogió justo en el lobby del hotel con una sonrisa rápida y algunos consejos sobre el clima del día (llevar ropa por capas es inteligente; aquí puede cambiar rápido). Mientras conducíamos por la orilla del Lago Llanquihue, no pude evitar bajar la ventana para admirar mejor esos picos volcánicos nevados: Osorno, Calbuco e incluso Puntiagudo a lo lejos. El agua estaba tan quieta que casi podías ver reflejado tu propio rostro.
Hicimos un desvío por el pueblo de Llanquihue, un lugar que la mayoría de la gente simplemente atraviesa. Marcela señaló una panadería antigua que existe desde los tiempos de sus abuelos. Luego tomamos un camino de ripio que usan los agricultores; es un poco irregular, pero vale la pena por las vistas de esas grandes casonas de madera escondidas tras filas de hortensias. Algunas ahora son casas de huéspedes, pero se nota que han visto pasar generaciones.
Frutillar se sentía como entrar en otro mundo: jardines cuidados, casas coloridas con balcones tallados y en todas partes ese murmullo tranquilo de la vida cotidiana. Paseamos frente a casas coloniales restauradas y nos detuvimos en un pequeño café donde la dueña aún hornea kuchen con la receta de su familia (prueba el de frambuesa si está en temporada). El museo alemán al aire libre fue uno de mis favoritos; caminar entre antiguos galpones y escuchar historias de los colonos que llegaron aquí en 1853 hizo que todo se sintiera muy real. A veces se escucha música saliendo del Teatro del Lago; si tienes suerte, podrás oír algún ensayo.
De regreso, el Volcán Osorno se alzaba imponente sobre nosotros, con su cima glaciar reflejando el sol de la tarde. Marcela nos contó que es uno de los volcanes más activos de Chile, aunque hoy parecía lo suficientemente tranquilo como para pintarlo. Cuando nos dejaron de nuevo en el hotel, mis zapatos estaban polvorientos y mi cámara llena de recuerdos.
¡Sí! La ruta es tranquila y hay opciones para cochecitos o asientos para bebés si es necesario.
Tendrás tiempo suficiente para pasear por el pueblo, visitar el museo y tomar un snack o café junto al lago.
Vístete por capas; puede hacer frío cerca del lago incluso en días soleados. Lo mejor es llevar zapatos cómodos para caminar.
Sí, hay baños disponibles tanto en Frutillar como en algunas paradas durante el recorrido.
Tu transporte incluye recogida y regreso al hotel en Puerto Varas, un vehículo con aire acondicionado (ideal si llueve), además de una guía local amable que conoce todos esos detalles que pasarías por alto por tu cuenta.
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