Explora el corazón histórico de Bruselas con un guía local, prueba chocolates belgas en su lugar de origen, disfruta un almuerzo clásico con mejillones y papas o estofado, saborea dos cervezas locales (o bebidas alternativas) y termina con un gofre o mousse de postre. Risas, historias detrás de iconos como la Grand-Place y Manneken Pis, y muchas sorpresas en el camino.
Lo primero que noté al entrar en las Galerías Reales de Saint Hubert fue cómo el aroma del chocolate flota en el aire — no es fuerte, pero lo percibes cuando alguien abre la puerta de una tienda. Nuestra guía, Sophie, nos llamó hacia Neuhaus (ella la llamó “la original”) y nos dio unos cuadritos que se derretían antes de que pudiera describir su sabor. Hay algo especial en probar el chocolate justo donde nació, que te invita a saborearlo despacio. No paraba de mirar hacia el techo de cristal y, honestamente, casi me olvido de que también estábamos para hacer turismo.
Recorrimos calles estrechas — Sophie señalaba curiosos símbolos en las casas gremiales de la Grand-Place. Contó que algunos eran códigos secretos de antiguos oficios, lo que me hizo entrecerrar los ojos como buscando un mensaje oculto. La plaza estaba animada pero sin agobiar; gente riendo en francés y neerlandés, un vendedor de postales en la esquina. Más que un tour, parecía que íbamos con alguien que conoce todos los atajos.
Nunca había probado mejillones con papas fritas antes (moules-frites es un clásico que aquí no se negocia), así que el almuerzo fue todo un evento. El caldo olía a pimienta y sal — mojé pan hasta dejar el plato limpio. De postre elegí un gofre de Bruselas espolvoreado con azúcar glas. No hay forma elegante de comerlo sin hacer un poco de desastre; Sophie solo sonrió y me pasó servilletas extras. Después de dos cervezas locales (primero la más suave, luego me animé con la fuerte), sentí calor en la cara aunque no hacía frío. Si no bebes cerveza, te ofrecen otra bebida — una mujer pidió limonada.
Pasamos también por Manneken Pis para las fotos (es más pequeño de lo que imaginaba) y caminamos frente al Palacio Real, donde unos niños jugaban a patear una pelota cerca de las rejas. Todo duró unas cuatro horas pero nunca se hizo pesado — quizá porque siempre había otro sabor o historia esperándonos. Al final me dolían un poco los pies, pero sigo recordando ese primer bocado de chocolate bajo esos ventanales, ¿sabes?
El recorrido dura aproximadamente 4 horas de principio a fin.
Sí, el almuerzo está incluido — puedes elegir entre mejillones con papas, estofado de carne con papas o un plato vegetariano.
Incluye todas las bebidas: dos degustaciones de cerveza belga o bebidas alternativas para quienes no toman cerveza.
Sí, tendrás cuatro degustaciones de chocolate en tiendas top, incluyendo Neuhaus en las Galerías Reales de Saint Hubert.
Verás la Grand-Place, Manneken Pis, la zona del Palacio Real, las Galerías Reales de Saint Hubert y algunos rincones menos conocidos.
Sí — puedes elegir entre un gofre clásico de Bruselas o mousse de chocolate para el postre.
Hay opciones vegetarianas disponibles para el almuerzo si las solicitas.
La edad mínima para unirse al tour es 12 años.
Tu día incluye todas las degustaciones (cuatro chocolates de tiendas reconocidas), un almuerzo completo con mejillones y papas, estofado o plato vegetariano, dos cervezas (o alternativas sin alcohol), postre (gofre o mousse), paseos guiados por lugares clave como Grand-Place y Manneken Pis, además de rincones tranquilos del casco antiguo de Bruselas—todas las bebidas incluidas durante la experiencia.
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