Probarás quesos locales, vinos de Yarra Valley en dos bodegas, almorzarás en el bistró St Hubert’s (con tiempo para más bebidas si quieres), degustarás chocolates directo de la fábrica y cerrarás con una cata de gin en Four Pillars — o puedes cambiarla por otra bodega si prefieres. Risas, sabores nuevos y esos pequeños momentos inesperados te esperan.
Salimos de Melbourne justo después de las nueve, todavía dejando atrás el ruido de la ciudad. Sean ya estaba contando chistes mientras pasábamos por el Arts Centre — es el tipo de guía que sabe cuándo dejarte dormir y cuándo señalar canguros (no vimos ninguno, pero juraría que algo saltó por ahí). El camino hacia Yarra Valley fue como si alguien fuera subiendo poco a poco el brillo: el gris urbano dio paso a suaves colinas verdes y hileras de viñas. Nuestra primera parada fue para probar quesos — tres variedades, cada una con su propia historia. Intenté pronunciar “brie” a la francesa; la mujer del mostrador se rió, pero igual me dio una galleta para acompañar.
Luego llegaron las degustaciones de vino en Soumah Estate. La bodega olía a barricas de roble y a algo herbal — ¿tomillo quizás? En ese momento éramos casi todos desconocidos, pero nada rompe el hielo como intentar describir sabores de vino que apenas sabes nombrar (“Es… como pera, pero no exactamente”). El almuerzo en St Hubert’s fue tranquilo; la luz del sol entraba por grandes ventanales y hacía que todos luciéramos un poco más glamurosos de lo habitual. Pedí algo que no pude pronunciar y terminé encantado, que parece ser la tónica de este viaje por Yarra Valley.
Después de comer, visitamos otra bodega (los nombres ya se me mezclan), y luego llegamos a la Chocolaterie. El aroma a cacao era tan intenso que hasta me rugió el estómago — un poco vergonzoso. Probamos bombones mientras los niños pegaban sus narices al vidrio viendo cómo sumergían las trufas a mano. La última parada fue la destilería Four Pillars Gin. Podías saltarte la cata si querías (algunos lo hicieron), pero la mayoría optamos por la tabla de degustación. Las hierbas botánicas se sienten diferentes después de un día de vino — más intensas, casi eléctricas en la lengua. Sean nos contó cómo empezaron; yo medio escuchaba porque, la verdad, ya tenía la cabeza llena de buena manera.
De regreso a Melbourne, el grupo se fue quedando en silencio — quizás cansados o simplemente satisfechos. El sol bajaba sobre los viñedos y por un momento parecía que habíamos estado fuera más que un día. A veces todavía recuerdo esa luz cuando vuelvo al tráfico de la ciudad.
El tour sale a las 9:00am en punto desde frente al Arts Centre Melbourne; llega a las 8:45am.
No, el almuerzo no está incluido, pero hay tiempo para comprar tu comida en el bistró St Hubert’s alrededor de las 11:30am.
Sí, puedes optar por no hacer la cata de gin al reservar y relajarte o explorar en su lugar.
Sí, niños de 4 a 17 años pueden unirse, pero no recibirán degustaciones alcohólicas.
No incluye recogida en hotel; el punto de encuentro es el Arts Centre Melbourne.
Normalmente se visita Soumah Estate y otra bodega premium; las paradas exactas pueden variar según el día.
La degustación de quesos está disponible casi todos los días, excepto martes y miércoles que se reemplaza por fruta fresca.
El tour regresa a Melbourne alrededor de las 5:30pm o antes.
Tu día incluye degustaciones guiadas de quesos (o fruta fresca en días selectos), dos catas de vinos premium en bodegas de Yarra Valley, degustación de chocolates en la Chocolaterie & Ice Creamery Factory y una cata de gin en Four Pillars Distillery (o una bodega extra si prefieres). El almuerzo no está incluido, pero hay tiempo para comer en el bistró St Hubert’s antes de regresar a Melbourne en transporte cómodo con tu guía local.
¿Necesitas ayuda para planear tu próxima actividad?