Saldrás de Mendoza con un guía local que conoce cada atajo y historia del camino. Probarás Malbec directo de bodegas en Luján de Cuyo, degustarás aceite de oliva fresco en Maipú con familias que cultivan olivos desde siempre, y disfrutarás de un almuerzo largo maridado con vinos regionales. Es una experiencia relajada, personal — que deja mucho más que fotos.
Para ser sincero, casi perdemos la salida porque no encontraba el otro zapato (clásico en mí). Pero el chofer solo sonrió y esperó, y eso marcó el tono de todo el día en Mendoza. El camino hacia Luján de Cuyo fue tranquilo al principio, con el sol colándose por las ventanas y viñedos que se extendían a lo lejos. Nuestra guía, Julia, empezó a contarnos sobre su abuelo, que cosechaba uvas por aquí — señaló un cartel desgastado de su antigua bodega. Ahí me di cuenta de que no era una simple visita más a una bodega.
La primera bodega olía a piedra húmeda y barricas de madera, un aroma terroso pero acogedor. Caminamos entre hileras de Malbec mientras Julia explicaba cómo el deshielo de los Andes cambia todo aquí, incluso el sabor de las uvas. La cata fue relajada, nada formal. Intenté girar mi copa como si supiera lo que hacía; Julia se rió y me mostró cómo lo hacen realmente los locales (menos sofisticado de lo que imaginaba). La frase “tour privado de vinos Mendoza” me había salido mil veces en búsquedas antes de reservar, pero ahora sentía que era algo mucho más auténtico.
Maipú estaba más cálido, con un aire más polvoriento. En el olivar, un hombre mayor llamado Sergio nos ofreció pedacitos de pan empapados en un aceite verde dorado — fresco y con un toque intenso en la lengua. Hizo gestos para enseñarnos a olerlo bien (seguro me veía ridículo) y nos contó historias de cómo sus árboles sobrevivieron a granizadas. El almuerzo llegó tarde — tres platos acompañados de más vinos locales de los que podía pronunciar. Se escuchaban risas de otra mesa; alguien brindó en español y todos se unieron aunque no se conocieran.
No dejo de pensar en ese momento: la luz del sol entrando de lado sobre la mesa, el tintinear de las copas, esa sensación de estar lejos de casa pero extrañamente en paz. Si buscas una excursión desde Mendoza que sea privada pero sin ser fría ni guionizada, esta es la indicada. No todo sale perfecto — pero quizás eso es lo que hace que quede grabado en la memoria.
Sí, el transporte privado con recogida está incluido para tu comodidad.
La experiencia completa toma casi todo el día, incluyendo traslados entre zonas.
Sí, las catas guiadas en bodegas seleccionadas forman parte del recorrido.
Incluye un almuerzo gourmet de varios platos acompañado de vinos regionales en una bodega reconocida.
Sí, hay una parada en un olivar para degustar y aprender sobre la producción.
El tour es accesible para sillas de ruedas y apto para bebés o niños en cochecitos.
Las catas de vino y las bebidas durante el almuerzo están incluidas en la experiencia.
No necesitas preocuparte; todos los traslados son gestionados de forma privada por la agencia.
Tu día incluye recogida y regreso privado al hotel en Mendoza, agua embotellada para mantenerte cómodo entre paradas, visitas guiadas y catas en bodegas seleccionadas de Luján de Cuyo, además de una visita a un olivar en Maipú donde probarás aceite de oliva virgen extra. El almuerzo es de varios platos con maridaje de vinos locales antes de regresar en un vehículo con aire acondicionado.
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