Prueba los mejores vinos de Mendoza, degusta aceite de oliva fresco, recorre bodegas históricas y disfruta una comida de cinco pasos con guías locales expertos.
El aire de la mañana en Mendoza siempre tiene un toque fresco, incluso en verano. Subimos a la van justo después de las nueve, donde nos esperaba Lucía, nuestra guía, que conocía cada atajo entre los viñedos. La primera parada fue una bodega familiar, sencilla pero auténtica, con filas de Malbec y una pequeña sala de degustación donde Don Ernesto nos sirvió tres tintos diferentes. Nos contó cómo el deshielo de los Andes influye en el sabor, y realmente se sentía esa mineralidad en cada copa. El lugar olía a barricas de roble y uvas pisadas, mientras en el fondo se escuchaba el suave zumbido de la máquina de embotellado.
Luego nos dirigimos a una fábrica de aceite de oliva. El contraste fue inmediato: suelos de piedra frescos, un aroma intenso a aceitunas recién prensadas y una mesa con pequeños cuencos para mojar pan. Marta, quien dirigía la cata, nos enseñó a reconocer un buen aceite: hay que buscar ese toque picante al final. No pude resistirme y compré una botellita. Después visitamos una bodega antigua restaurada al estilo renacentista. La cava estaba fresca, con luces tenues y filas de espumantes envejeciendo en silencio. Nuestra guía señaló un mural que narraba la historia del vino en la región, fácil de pasar por alto si no prestas atención.
El almuerzo (o cena, según tu horario) fue el gran momento del día: cinco platos, cada uno maridado con un vino local diferente. Aún recuerdo la carne cocida a fuego lento y cómo el Malbec resaltaba sus sabores. La comida se extendió sin prisas, y para el postre ya compartíamos historias con viajeros de Brasil y España. Todo el día fue relajado pero lleno de esos detalles que se quedan en la memoria, como el canto de las cigarras afuera o cómo el sol de la tarde iluminaba las hileras de viñedos.
Sí, hay opciones vegetarianas disponibles. Solo avísanos tus necesidades al reservar.
Visitarás varias bodegas: una tradicional, una industrial y una artesanal, además de una fábrica de aceite de oliva.
Sí, el traslado de ida y vuelta desde el hotel está incluido para tu comodidad.
Por supuesto, los bebés son bienvenidos y hay espacio para cochecitos. Solo menciona esto al reservar.
Tu día incluye traslado desde y hacia el hotel, todas las degustaciones de vino, un almuerzo o cena de cinco pasos con maridaje, degustación de aceite de oliva y un guía local amigable. El transporte es privado y cómodo, solo llega listo para disfrutar los sabores de Mendoza.
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