Entrarás al único spa de cerveza en Palermo para dos horas de baño, cerveza artesanal ilimitada, degustar mbejú y falafel, además de quesos con miel y levadura. Con una guía local que te acompaña en cada sabor —y tal vez hasta un tango— saldrás más liviano que cuando entraste.
Lo primero que noté fue el suave murmullo del tango que venía de algún lugar detrás de la barra en Tédelúpulo. Se mezclaba con el aroma del lúpulo y algo dulce, ¿quizás miel? Nuestra anfitriona, Lucía, nos saludó con una sonrisa enorme como si nos hubiera estado esperando todo el día. Nunca había ido a un spa de cerveza (la verdad, ni sabía que en Argentina existía uno), pero ahí estábamos en Palermo, Buenos Aires, sin zapatos y ya riendo porque se sentía a la vez elegante y algo divertido.
Nos metimos en esas bañeras de madera profundas, con el agua tibia acariciando mis tobillos, y Lucía nos sirvió las primeras cervezas artesanales. Nos contó que usan ingredientes reales de la cerveza para el baño (la levadura supuestamente es buena para la piel). No paraba de oler el aire; había un aroma a malta terroso que me recordaba al pan recién hecho. La música cambió a un viejo tema de Carlos Gardel y alguien detrás del mostrador empezó a tararear. En un momento intenté pronunciar “mbejú” (un snack paraguayo con queso) y la verdad que me salió fatal — Lucía se rió y me enseñó cómo decirlo bien. El mbejú estaba masticable y salado, ideal para acompañar otra cerveza fría.
Después perdí la noción del tiempo. Llegaron platos pequeños —falafel con un toque de comino, granos de café cubiertos de chocolate que se derretían en segundos— y más cerveza de la que podía seguir (de verdad es ilimitada). Mis manos se arrugaron por el baño, pero no me importó; se sentía como descubrir un secreto local. Hablamos de los barrios de Buenos Aires y compartimos anécdotas de pasos de baile desastrosos. Cada tanto alguien nos rellenaba las copas sin que lo pidiéramos.
Todavía recuerdo lo relajados que quedaron mis hombros cuando salimos —como si todo el estrés se hubiera quedado flotando en esa bañera. Afuera la ciudad seguía vibrando, pero dentro de Tédelúpulo reinaban las luces tenues y el tintinear de las copas. Si buscas una salida diferente —un poco rara, muy cálida— te diría que esta experiencia en el spa de cerveza vale totalmente la pena.
Sí, la experiencia es privada para tu grupo en Tédelúpulo Spa en Palermo.
La sesión dura dos horas.
Sí, la cerveza artesanal ilimitada está incluida durante toda la visita.
El menú incluye mbejú (sin gluten), falafel, quesos con miel y levadura, además de dulces de chocolate.
Tédelúpulo Spa está en Palermo, en la ciudad de Buenos Aires.
Sí, hay opciones de transporte público cerca del spa.
No, no se recomienda para personas embarazadas.
No, no se recomienda para personas con problemas cardiovasculares.
Incluye mbejú (pan de queso paraguayo), falafel, quesos con miel y levadura, y granos de café cubiertos de chocolate.
Tu noche incluye dos horas en Tédelúpulo Spa en Palermo con cerveza artesanal y vino ilimitados, junto a mbejú (pan de queso paraguayo), bocados de falafel, quesos con miel y levadura —especialidad de la casa— y dulces de chocolate. Un anfitrión local y amable te guía en cada sabor mientras te relajas en bañeras tibias rodeado de música suave, antes de volver a la energía nocturna de Buenos Aires.
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