Vive Saigón desde la moto con un guía local, pasando por joyas coloniales francesas y mercados llenos de vida para probar snacks y café. Risas por errores con el idioma, historias en memoriales tranquilos y momentos para respirar incienso en templos antiguos. Incluye recogida en hotel y sorpresas en el camino.
Lo primero que recuerdo es el olor: mezcla de humo, carne a la parrilla y algo dulce que no lograba identificar. Aún estábamos frente a mi hotel en Ho Chi Minh (que aquí todos llaman Saigón), con los cascos un poco grandes para nuestras cabezas. Minh, mi guía, sonrió y me dijo que me subiera. Nunca había montado en moto en una ciudad tan caótica; para ser sincero, mi corazón latía más fuerte que el tráfico.
Recorrimos el Distrito 1 tan rápido que apenas alcancé a ver los ladrillos rojos de la Catedral de Notre Dame antes de llegar a la Oficina Central de Correos. Minh me señaló los agujeros de bala de hace décadas; no esperaba sentir esa mezcla de historia y vida cotidiana tan pegadas. En un momento paramos en un pequeño memorial donde me contó la historia de la foto del “monje en llamas”. Allí todo se volvió más tranquilo, hasta las motos parecían guardar silencio por un instante.
Creo que lo que más me gustó fue cuando nos metimos en esos callejones serpenteantes: de repente todo parecía más cercano, gente vendiendo flores de loto, pescado o algo frito en palitos (probé uno y aún no sé qué era). El mercado de flores era una locura, colores por todos lados y mujeres riendo mientras ordenaban ramos más altos que yo. Minh nos compró un café helado tan fuerte que me temblaban las manos, pero de la mejor manera. Intentó enseñarme a decir “gracias” en vietnamita; Li se rió cuando lo pronuncié fatal.
Terminamos en un antiguo templo chino, con humo de incienso rodeando estatuas desgastadas. Hubo un momento en que solo escuchaba cantos y bocinas lejanas. Luego seguimos por el río Saigón, con las luces de la ciudad reflejándose en el agua, y me di cuenta de que no había mirado el móvil en horas. Esa imagen se me quedó grabada.
Sí, el tour incluye tanto la recogida como la vuelta al hotel.
Podrás probar snacks locales o frutas, además del café vietnamita filtrado en paradas en mercados y cafeterías.
No, no hace falta experiencia. Vas como pasajero detrás del guía, que conduce con seguridad por el tráfico de Saigón.
Sí, se entregan cascos de alta calidad para cada persona en el tour.
No se especifica la duración exacta, pero prepárate para varias horas explorando distintos barrios y sitios de Saigón.
Sí, si no te sientes cómodo en moto puedes solicitar la opción en coche o caminando al reservar.
Verás la Catedral de Notre Dame (por fuera), la Oficina Central de Correos, el Palacio de la Independencia (exterior), el Memorial del Monje en Llamas, un antiguo escondite y túneles del Viet Cong, mercados locales como el de flores y el mercado de Camboya, un templo chino antiguo y un paseo por el río Saigón.
El tour es apto para la mayoría, pero no se recomienda para embarazadas ni personas con problemas de columna o cardiovasculares; hay asientos para bebés si se necesitan.
Tu día incluye recogida y regreso al hotel en scooter privado con guía local de habla inglesa; todo el combustible; agua embotellada; cascos (y mascarillas si quieres); entradas a paradas especiales como el escondite de armas; degustación de snacks o frutas locales; café vietnamita fuerte; además de un pequeño regalo al final del paseo—y con cada reserva ayudas a proporcionar comidas a personas necesitadas en la zona.
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