Recorre las animadas calles nocturnas de Ho Chi Minh con un guía local que conoce todos los atajos y puestos de comida. Prueba fideos con estofado de res, banh mi, BBQ cantonés, albóndigas de res a la barbacoa y termina con flan de postre—todo incluido. En el camino, café saigones en un callejón escondido y cerveza fría compartida con locales. Es divertido, sabroso y te sentirás parte de la ciudad por una noche.
“¿Has probado esto con chile?” sonrió nuestra guía Linh, mientras me ofrecía un humeante tazón de hu tieu bo kho. Asentí y me lancé, aunque pronto me di cuenta que mi aguante al picante no es como el de los locales. El aire estaba impregnado del aroma a carne a la parrilla y el ruido de motos pasando velozmente. Quedamos frente al Museo de Bellas Artes, pero en menos de diez minutos ya había perdido la noción de dónde estaba y solo seguía mi olfato (y el paraguas colorido de Linh) adentrándonos en el laberinto del Distrito 5 de Saigón.
El primer mordisco al banh mi fue crujiente y cálido, pero lo que más me quedó fue ese instante en una mesita de plástico donde un anciano me guiñó un ojo mientras echaba leche condensada en su café. “Así se despierta Saigón,” dijo Linh. Pero era de noche y la ciudad parecía no dormir nunca. Pasamos por el templo Chua Ba Thien Hau, con el incienso elevándose en el aire húmedo, gente encendiendo velas o charlando sobre sus scooters. Intenté decir “bo cuon mo chai” (albóndigas de res a la barbacoa) en voz alta—Linh se rió tanto que casi se le cae el móvil.
Cuando llegamos al puesto de cerveza callejera, mi camisa ya olía a humo y crujían cáscaras de maní bajo mis pies. No había prisa, solo locales charlando y el suave tintinear de vasos. La cerveza Saigón estaba helada; después de tanta comida y caminata (unos 2.5 km en total), se sentía increíble. Y para cerrar, un flan casero en un lugar que Linh recomendaba desde niña. Tenía ese sabor a huevo y dulce sencillo, nada sofisticado, pero perfecto tras todo lo demás.
Todavía recuerdo esa noche—lo lleno que me sentí (en todos los sentidos), lo fácil que fue dejarme llevar unas horas y que alguien me mostrara el alma de su ciudad. Si tienes aunque sea un poco de curiosidad por la comida callejera vietnamita o quieres ver Ho Chi Minh de verdad cuando cae la noche, este tour es justo lo que buscas—aunque no puedas pronunciar la mitad del menú.
El tour dura entre 3 y 3.5 horas y recorre unos 2.5 km a pie.
Probarás hu tieu bo kho (fideos con estofado de res), banh mi, BBQ cantonés de cerdo o pato (xa xiu), albóndigas de res a la barbacoa (bo cuon mo chai), maní, galletas de arroz y flan de postre.
Sí, hay café al estilo saigón en un lugar local y una parada para cerveza fría con maní y galletas de arroz.
El punto de encuentro es frente al Museo de Bellas Artes en Ho Chi Minh.
Los platos principales son de res y cerdo; no se especifican opciones vegetarianas, así que consulta antes si tienes restricciones.
No incluye recogida; el encuentro es en el punto de inicio indicado.
Los grupos son de máximo 12 personas para una experiencia más personal.
La edad mínima es 6 años; también se permiten bebés en cochecito.
Tu noche incluye cinco paradas de comida con platos típicos del sur de Vietnam como fideos con estofado de res y sándwiches banh mi; dos paradas para bebidas con café saigones y cerveza local fría; todas las degustaciones; guía local en inglés; además de recomendaciones para seguir explorando la gastronomía y la ciudad, mientras caminas unos 2.5 km por barrios vibrantes de Ho Chi Minh y terminas cerca del punto de inicio.
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