Vive la experiencia de ir de paquete en scooter por las calles vibrantes de Ho Chi Minh con un guía local, probando desde arroz pegajoso de plátano hasta pancakes crujientes y banh mi nocturno. Risas, comida callejera auténtica en mercados y apartamentos antiguos, y recogida en hotel para que solo te preocupes por disfrutar y llenarte.
Ya estaba sudando antes de salir del hotel — no por el calor, sino porque nunca había montado en scooter en el tráfico de Ho Chi Minh. Mi guía, Linh, me pasó un casco y sonrió como si fuera lo más normal. “¡Solo agárrate fuerte!” me dijo. Me enredé con la correa (me despeinó un poco) y arrancamos, zigzagueando entre motos y bocinazos que, tras unos minutos, sonaban más a música que a caos. La primera parada fue un puestito diminuto donde nos sentamos en taburetes de plástico a comer arroz pegajoso de plátano envuelto en hojas. Era dulce, tibio y con un toque ahumado — la verdad, podría haberme comido tres, pero Linh se rió y me dijo que guardara espacio.
En el siguiente lugar hicimos mini pancakes salados. La masa chisporroteaba en la sartén mientras el aroma a cúrcuma se mezclaba con algo a nuez — ¿coco tal vez? — que subía en el aire. Intenté darle la vuelta muy pronto y se me pegó, pero a nadie le importó. Había una niña pequeña que nos miraba desde detrás del carrito de su mamá, riéndose cada vez que yo metía la pata. Luego probamos carne de res a la parrilla envuelta en hoja de betel (todavía no sé pronunciarlo bien), y después unos bao fritos tan calientes que casi me quemo la lengua. El aire nocturno del Distrito 10 olía a chalotas fritas y humo de escape — combinación rara, pero reconfortante.
El mercado de flores era una locura: explosiones de color por todos lados y gente gritando precios sobre cubos llenos de lirios. Comimos pizza vietnamita (que no tiene nada que ver con la pizza de casa) sentados en la acera, y luego caracoles rellenos de cerdo. No voy a mentir, dudé un poco — pero Linh me enseñó cómo comerlos y en realidad… estaban buenos. También había crackers a la parrilla que crujían tan fuerte que casi no escuché lo que me contaba sobre sus exámenes universitarios próximos.
Más tarde entramos en un viejo bloque de apartamentos para tomar jugo de caña y sopa de fideos con carne de Hue. El caldo tenía un toque de hierba limón que se quedaba en la boca incluso mientras las scooters pasaban zumbando abajo. La última parada: banh mi de un carrito callejero iluminado por una bombilla desnuda, y de postre flan de caramelo en un lugar que olía a café y cemento mojado. Para entonces mi cabeza estaba llena de sabores e historias — Linh me contó las tradiciones de Año Nuevo de su familia mientras terminábamos el postre en casi silencio, solo con bocinas lejanas resonando afuera.
Sí, el servicio de recogida y regreso es gratuito en hoteles o Airbnbs de los Distritos 1, 3, 4 y 5.
El tour ofrece once degustaciones diferentes más varias bebidas durante el recorrido.
Sí, se pueden organizar opciones vegetarianas si lo pides al reservar.
Los guías son estudiantes locales que hablan inglés y están autorizados para conducir.
El recorrido incluye el Distrito 10 y, en tours por la tarde, puede incluir Chinatown (Distrito 5).
El límite es 120 kg; avísales si pesas más de 90 kg para organizar un conductor adecuado.
Se proporcionan impermeables para que disfrutes la experiencia sin problemas.
Los niños menores de seis años deben ir acompañados por un adulto; hay asientos para bebés si los solicitas.
Tu noche incluye recogida en scooter con un guía estudiante que también conduce y habla inglés; las once degustaciones más 3-4 bebidas; cascos de calidad; impermeables o mascarillas si hace falta; y regreso seguro a tu alojamiento — solo tienes que llegar con hambre y ganas de descubrir.
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