Recorre en bici caminos tranquilos de pueblos en el Delta del Mekong con un guía local, navega en kayak por canales verdes lejos de las multitudes, comparte un almuerzo en un restaurante familiar y conoce a gente del lugar. Si buscas vida auténtica sin tiendas ni paradas preparadas para turistas, este tour es para ti.
“Hoy no paramos a comprar nada, solo vida real del Mekong,” nos dijo sonriendo nuestro guía Hieu mientras nos apretábamos en la furgoneta frente al Teatro de la Ópera de Saigón. Tenía esa forma de reírse de sus propios chistes que hacía que todo fuera más relajado, incluso antes de salir de la ciudad. El viaje fue más largo de lo que esperaba (quizá unas dos horas), pero ver cómo la ciudad se transformaba en arrozales y plataneras me mantuvo entretenido. En un momento, me llegó el olor a chalotas fritas por una ventana abierta — tal vez el desayuno de alguien. Me recordó que no había comido, pero Hieu solo dijo: “Espera al almuerzo, ya verás.”
Las bicis eran mejores de lo que imaginaba — con cambios reales y cascos que ajustaban bien. Pedaleamos por senderos estrechos entre agua y palmeras de coco. Los niños nos saludaban desde las puertas, algunos gritaban “hello!” en inglés y se reían cuando les respondíamos. No había grupos grandes ni puestos de souvenirs — solo hombres mayores arreglando redes junto al río y mujeres vendiendo café helado en carritos. Hieu paraba de vez en cuando para señalar detalles pequeños: el canto de un pájaro, una fruta que no había visto antes (¿manzana estrella? sabía a natilla dulce). El aire era denso pero no pesado; siempre había una brisa fresca del agua.
Después de pedalear, nos subimos a un bote de madera y cruzamos parte del río Mekong — ancho, marrón y casi hipnótico si lo miras mucho tiempo. Luego tocó el kayak; al principio estaba nervioso (el equilibrio no es lo mío), pero al avanzar por esos canales verdes y estrechos, el silencio solo se rompía por el sonido de los remos y algún salpicón de pez. Hieu nos contó historias de su infancia cerca de allí — cómo nadaba para visitar a sus primos hasta que su abuela se enteró. Se sentía sincero, nada preparado.
El almuerzo fue en un lugar familiar escondido tras unos árboles — nada sofisticado, solo mesas metálicas y sillas de plástico bajo un techo de chapa. Comimos lo que cocinaron ese día: pescado a la parrilla envuelto en hojas, arroz, verduras con ajo que me quedó en los dedos. Un niño pequeño se acercó a mirarnos; su mamá sonrió como si hubiera visto esa escena mil veces. De vuelta a Saigón, me quedé dormido un rato, con la piel quemada y esa sensación de estar lleno y feliz después de un día al aire libre. A veces todavía pienso en esos tramos tranquilos del río — qué diferentes se sentían de cualquier otro lugar.
Sí, recogemos en hoteles de los distritos 1, 3 y 4 de Ho Chi Minh.
El recorrido en bici es de unos 20 a 30 kilómetros por pueblos y campo.
No, el tour no incluye paradas comerciales ni lugares turísticos, solo experiencias auténticas.
Se proporcionan bicicletas Trek o Giant con cambios y cascos para todos.
Sí, incluye kayak de 3 a 5 km (unos 45 minutos) con apoyo en bote y chalecos salvavidas.
El almuerzo está incluido en un restaurante local con platos típicos vietnamitas; hay opciones vegetarianas si se avisa con antelación.
El grupo suele ser de 6 a 12 personas; se pueden reservar tours privados para grupos pequeños con coste extra.
Sí, niños desde 3 años pueden unirse si van acompañados por un adulto.
Tu día incluye recogida en hoteles céntricos de Saigón o encuentro en la Ópera, uso de bicicletas Trek o Giant con casco, paseo guiado en bici por pueblos (20–30 km), paseo en bote por el río Mekong, kayak con apoyo en bote y chaleco (3–5 km), paradas para café local, almuerzo en restaurante familiar con opciones vegetarianas y regreso a Saigón al final de la aventura.
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