Si siempre has soñado con ver gorilas salvajes de cerca o escuchar chimpancés entre los árboles de la selva, este viaje te lo ofrece y mucho más: safaris al amanecer, paseos en barco junto a hipopótamos en el Nilo, momentos tranquilos junto a lagos en cráteres o fogatas bajo cielos estrellados. No es un viaje fácil, pero cada huella embarrada vale la pena por esos encuentros únicos en la vida.
Lo primero que sentí al salir del aeropuerto de Entebbe fue el aire cálido y algo húmedo, con un leve aroma a lluvia sobre la tierra roja. Nuestro conductor nos esperaba justo afuera, con un cartel y una sonrisa como si nos conociera de toda la vida. Tras una charla rápida sobre la semana que nos esperaba (él lo llamó “la aventura de tu vida”, y aunque sonaba a cliché, resultó ser verdad), nos dirigimos al hotel. Según la hora de llegada, quizá puedas dar un paseo por los Jardines Botánicos de Entebbe, viendo a los tejedores moverse entre las ramas, o incluso escaparte a Kampala para echar un vistazo al palacio del Kabaka o las tumbas de Kasubi. Recuerdo el tráfico de la ciudad: boda-bodas zigzagueando por todos lados y música sonando desde los puestos callejeros.
Al día siguiente madrugamos —el café ugandés es fuerte y dulce— y partimos hacia el noroeste, atravesando el Triángulo de Luwero. En el camino a la reserva de rinocerontes Ziwa pasamos junto a puestos de fruta con jackfruit y plátanos diminutos. En Ziwa nos unimos a un grupo pequeño para hacer trekking de rinocerontes. No hay nada como estar en silencio a pocos metros de un rinoceronte blanco pastando, escuchando su respiración pausada y el crujir de la hierba bajo sus patas. Con las cámaras listas, porque esos momentos no se olvidan. Después de un almuerzo sencillo con matoke y frijoles, seguimos rumbo al Parque Nacional Murchison Falls. El paisaje se abrió ante nosotros: sabana ondulada salpicada de acacias y, de vez en cuando, jirafas asomando la cabeza entre la maleza.
Los safaris aquí son otra historia. Recorrimos senderos polvorientos al amanecer —el aire fresco pedía un suéter— y vimos elefantes cruzando las llanuras y leones descansando bajo higueras. Nuestro guía conocía cada canto de ave; nos señaló grullas coronadas cerca del agua. Por la tarde, embarcamos para navegar el Nilo rumbo a las cataratas Murchison. Hipopótamos gruñían cerca, cocodrilos tomaban el sol en las orillas fangosas. Antes de ver las cataratas sentías la bruma y escuchabas el rugido profundo del agua al pasar por el estrecho cañón. La caminata hasta la cima me dejó las piernas temblando, pero la vista valió cada paso.
Dejando atrás Murchison, condujimos hacia el sur hasta el Parque Nacional Bosque de Kibale, conocido como la “capital de los primates”. Son unas seis horas por carreteras sinuosas (no esperes asfalto perfecto todo el camino). Al llegar, la niebla cubría bajo el dosel del bosque mientras nos instalábamos en un lodge con vistas a lagos en cráteres. A la mañana siguiente tocaba trekking de chimpancés. Tras una charla con los guardaparques (muy estrictos con las normas), nos internamos en senderos espesos. Primero escuchas sus gritos agudos resonando entre las lianas, y cuando los ves balancearse o acicalarse en troncos cubiertos de musgo… es pura magia.
Más tarde, el Santuario de Humedales Bigodi nos regaló un momento tranquilo y especial: caminamos por pasarelas de madera mientras mariposas revoloteaban a nuestro alrededor y aves raras destellaban azul o amarillo entre los juncos. Nuestro guía local nombraba especies que nunca había oído —turaco azul grande, pin-tailed whydah— y hasta descubrió pequeños camaleones aferrados a las hojas.
El Parque Nacional Queen Elizabeth fue el siguiente destino, un mosaico de sabana y lagos en cráter donde búfalos pastan junto a facóqueros y babuinos cruzan los caminos polvorientos. Nos unimos a investigadores para rastrear leones en el sector Ishasha; con suerte, vimos leones trepando árboles y descansando en ramas bajas (¡y sí, tuvimos esa suerte!). Los paseos en barco por el canal Kazinga nos acercaron a manadas de hipopótamos tan cerca que casi podías oler su piel húmeda mezclada con el barro del río.
El Parque Nacional Impenetrable de Bwindi se siente distinto: aire más fresco, niebla espesa en la mañana, todo verde y lleno de cantos de aves. El trekking de gorilas es exigente (pendientes embarradas, raíces enredadas), pero cuando por fin te sientas en silencio junto a una familia de gorilas de montaña… aún me emociono al recordarlo. Solo tienes una hora con ellos, pero parece que pasa mucho más tiempo.
Después, el Lago Bunyonyi fue pura calma: colinas en terrazas reflejadas en aguas tranquilas salpicadas de pequeñas islas. Los locales remaban en canoas entre aldeas, y las noches las pasamos tomando té junto al fuego mientras las ranas cantaban afuera.
La última parada fue el Parque Nacional Lago Mburo, una reserva más pequeña pero llena de cebras e impalas que se movían entre la hierba dorada al atardecer. Incluso probamos un safari a caballo una mañana; cabalgar en silencio entre la fauna es una experiencia surrealista (y sí, las cebras te miran fijamente). Al final del día diez, regresamos a Entebbe con botas polvorientas y tarjetas de memoria llenas de recuerdos.
Necesitas estar en buena forma física —puede ser empinado y embarrado— pero los guías van a tu ritmo y ayudan en las partes complicadas.
¡Sí! Los permisos se gestionan con anticipación para que no tengas que preocuparte por nada.
Recomiendo botas resistentes (porque se ensucia), ropa de manga larga y pantalones para las caminatas, repelente de insectos, protector solar y, si tienes, binoculares.
La mayoría tiene Wi-Fi irregular; en algunos lugares funciona mejor, pero no esperes estar siempre conectado.
Solo avísanos antes; podemos organizar comidas vegetarianas, veganas o adaptarnos a alergias en la mayoría de los lodges.
Incluye todo el transporte dentro de Uganda, con recogida y traslado al aeropuerto, alojamiento cada noche en lodges cómodos con vistas increíbles. Todas las entradas a parques están cubiertas, además de los permisos para trekking de gorilas y chimpancés. Actividades guiadas como safaris, paseos en barco por el Nilo, canal Kazinga y Lago Mburo, y guías locales expertos durante todo el viaje para que no te pierdas nada especial.
¿Necesitas ayuda para planear tu próxima actividad?