Saldrás temprano desde Izmir con recogida en hotel y cruzarás campos dormidos hasta las antiguas piedras de Hierápolis. Pasea por teatros romanos, moja los pies en las piscinas surrealistas de travertino de Pamukkale y comparte un almuerzo turco sencillo antes de regresar cansado pero feliz — con ese extraño aroma mineral aún en la piel.
No esperaba sentirme tan pequeño parado sobre esas terrazas blancas de Pamukkale. El viaje desde Izmir fue más largo de lo que pensaba (unas tres horas), pero ver el amanecer sobre la autopista hizo que pareciera que estábamos entrando en otro mundo antes de que la mayoría despertara. Nuestro guía, Cem, nos contó historias de su infancia en Denizli y nos señaló huertos de granadas — todavía recuerdo ese olor dulce y punzante cuando paramos a tomar té a mitad de camino. El té turco sabe diferente cuando estás de viaje.
Cuando finalmente llegamos a Hierápolis, no paraba de pasar la mano por los muros de piedra antiguos — son más ásperos de lo que parecen en las fotos. Cem nos mostró dónde luchaban los gladiadores y dónde se reunía la gente para las obras de teatro; incluso intentó que cantáramos aprovechando la acústica perfecta del teatro (yo me rajé). Había una brisa que traía un aroma mineral y cálido de los manantiales de abajo. Es curioso cómo casi puedes saborear la historia aquí, como si estuviera mezclada en el aire.
Pero lo mejor, sin duda, fue meterse en esas piscinas de travertino de Pamukkale. El agua estaba más caliente de lo que imaginaba y dejaba una sensación suave y algo calcárea en la piel — no molesta, solo diferente. Los niños chapoteaban mientras parejas mayores se hacían selfies con las toallas en la cabeza. El almuerzo fue sencillo pero contundente — pollo a la parrilla, arroz, tomates frescos — nada sofisticado, pero justo lo que necesitaba después de tanto andar. De vuelta a Izmir me quedé dormido con los zapatos fuera y las piernas estiradas en dos asientos (perdón si te quité el sitio). Ahora, cada vez que veo una foto de esos escalones blancos, recuerdo lo tranquilo que se sentía todo allí arriba por un momento.
El tour dura unas 10-11 horas, incluyendo el tiempo de viaje entre Izmir y Pamukkale.
Sí, el almuerzo está incluido como parte de la experiencia del día.
Se puede caminar o nadar en algunas zonas de las piscinas de travertino durante la visita.
Sí, las entradas a ambos sitios están incluidas en el precio del tour.
Sí, la recogida en hoteles de Izmir está incluida en la reserva.
El tour es apto para todos los niveles físicos; si hace falta, hay asientos para bebés disponibles.
El idioma principal es inglés; dependiendo del grupo, puede haber guías en francés y español.
Tu día incluye recogida en tu hotel de Izmir, transporte cómodo hasta Pamukkale y Hierápolis con un guía local que compartirá historias durante el camino, entradas a ambos sitios incluidas, y un almuerzo tradicional turco antes de regresar por la tarde.
¿Necesitas ayuda para planear tu próxima actividad?