Te recogeremos en tu hotel en Antalya y harás una parada tranquila para desayunar antes de descubrir las deslumbrantes terrazas blancas de Pamukkale y las ruinas de Hierápolis. Camina descalzo por las piscinas termales, escucha historias de un guía local, disfruta un almuerzo tradicional cerca — y regresa con recuerdos nuevos (y quizás los calcetines mojados).
“Tienes que verlo con tus propios ojos,” nos dijo Cem, nuestro guía, sonriendo mientras entrecerrábamos los ojos al primer vistazo de las terrazas blancas de Pamukkale. Aún estaba un poco dormida tras la recogida temprana en Antalya — no esperaba reír tanto durante la parada para desayunar en Korkuteli (el té era tan fuerte que despertaba a cualquiera). El viaje se hizo largo pero ameno, quizás porque todos empezaron a contar de dónde venían. Cuando llegamos al taller de ónix, pensé que sería otra parada turística más, pero ver esas manos moldeando la piedra fue hipnótico. Me compré una tortuguita para la suerte; no sé si funcionará.
El aire cambió al acercarnos a Pamukkale. Cálido y con un leve olor mineral, como tiza mojada después de la lluvia. Cem nos explicó por qué lo llaman “Castillo de Algodón” — se entiende nada más ver cómo el sol ilumina esas terrazas. Caminar descalzos sobre el travertino se sentía raro, suave y fresco al principio (sin prisa, que resbala), y había niños chapoteando por todos lados mientras los mayores simplemente se sentaban con los pies en el agua, con los ojos cerrados. También paseamos por Hierápolis — ese teatro es enorme de cerca, tallado con historias que no entendía del todo pero que sentía igual. Cem nos señaló la tumba de San Felipe y nos contó cómo la gente viajaba días solo para bañarse aquí; intenté imaginarlo bajo este mismo cielo.
El almuerzo fue sencillo pero delicioso — pollo a la parrilla, pan fresco, tomates que realmente sabían a tomate. Alguien en nuestra mesa se animó a nadar en la piscina de Cleopatra, que es opcional, y volvió oliendo un poco a azufre pero con una sonrisa como si hubiera encontrado un tesoro escondido. El regreso a Antalya fue más tranquilo; hombros quemados por el sol y todos medio perdidos en sus pensamientos o revisando fotos en el móvil. Yo seguía recordando la sensación del agua fría entre los dedos de los pies y pensando en lo antiguo que es todo aquí — no solo historia que lees, sino algo que tocas un instante antes de volver a casa.
La excursión dura todo el día, incluyendo el tiempo de viaje entre Antalya y Pamukkale.
La recogida está incluida para la mayoría de hoteles en el centro de Antalya; hay cargos extra para zonas como Kemer, Belek, Side y Manavgat.
Puedes caminar y mojarte en las piscinas naturales; nadar en la piscina de Cleopatra es opcional y tiene un coste adicional.
Sí, el almuerzo típico cerca de Pamukkale está incluido en el precio del tour.
Lleva una toalla, protector solar, algo de dinero para gastos personales y ropa extra si planeas nadar.
La excursión es accesible con cochecito y hay asientos para bebés; los bebés deben ir en el regazo de un adulto.
También visitamos la antigua ciudad de Hierápolis y una parada en un taller de artesanía de ónix.
Tu día incluye recogida y regreso en vehículo con aire acondicionado desde hoteles céntricos de Antalya, guía profesional historiador durante las visitas a Pamukkale y Hierápolis, entradas donde se requiera y un almuerzo tradicional turco antes de volver.
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