Camina bajo el imponente Castillo de Uchisar, pasea entre chimeneas de hadas en Pasabagi y prueba la cerámica en Avanos con artesanos locales. Incluye comida, entradas y un guía experto que conoce cada historia de estos paisajes. Prepárate para momentos de silencio, risas y mucho tiempo para disfrutar del entorno.
Casi se me cae la cámara la primera vez que vi el Castillo de Uchisar emergiendo de la roca — estaba ahí, enorme y casi irreal, con el viento trayendo ese olor a tierra seca que se me quedó pegado en la chaqueta. Nuestro guía, Cem, nos llamó y empezó a contarnos historias de la gente que vivió aquí hace siglos. Tenía la costumbre de hacer pausas justo para que pudiéramos mirar bien lo que describía. Me gustó eso. Paseamos bajo la sombra del castillo un rato, y no dejaba de pensar en cómo la luz del sol hacía que todo pareciera más antiguo de lo que en realidad es.
El Tour Rojo en Cappadocia no es una ruta recta, sino más bien un salto de un sueño a otro. La siguiente parada fue el Valle de Pasabagi, donde las chimeneas de hadas se juntan como si estuvieran chismeando (Cem las llamaba “rocas de champiñón”, aunque algunas parecían más palitos de pan gigantes). Nos explicó cómo los primeros monjes se escondían aquí; intenté imaginar cómo sería vivir en esas cuevas, pero terminé quitándome el polvo de los pantalones. El silencio en el Museo al Aire Libre de Zelve era distinto — no pesado, sino un silencio que hacía que todos susurráramos sin querer. Caminar entre esas antiguas casas-cueva te hace escuchar hasta tus propios pasos.
La comida llegó justo cuando la necesitaba — nada sofisticado, pero un buen pan y sopa de lentejas siempre me funcionan. Alguien en la mesa intentó decir “gracias” en turco y el camarero se rió (yo todavía no lo pronuncio bien). Después nos fuimos a Avanos para el taller de cerámica. La arcilla estaba más fría de lo que esperaba y se me quedó bajo las uñas por horas. El alfarero nos mostró cómo moldear un cuenco y luego me dejó probar en el torno — digamos que lo mío parecía más un panqueque torcido que otra cosa, pero fue muy divertido.
La última parada fue el Valle de Devrent — rocas con formas de camellos o pingüinos si te esfuerzas en imaginar (Cem dijo que “la imaginación es clave”). Para entonces el sol estaba bajando y todo se volvió dorado por un par de minutos antes de desvanecerse. No esperaba sentir tanta calma al final. A veces los tours se sienten apresurados o muy preparados, pero este... quizá fue el momento justo o tal vez Cappadocia tiene ese efecto en la gente.
Incluye Castillo de Uchisar, chimeneas de hadas de Pasabagi (Valle de los Monjes), Museo al Aire Libre de Zelve, Valle de Devrent, taller de cerámica en Avanos y Valle del Amor.
Sí, la comida está incluida y se sirve en un restaurante local durante el tour.
Las entradas están incluidas si eliges esa opción al reservar.
Tendrás tiempo libre en cada parada; la duración varía pero siempre hay suficiente para explorar y tomar fotos.
Se utiliza un vehículo con aire acondicionado para todos los traslados entre los sitios.
Sí, bebés y niños pequeños pueden unirse; el tour es accesible con cochecito.
Un guía local profesional te acompaña durante toda la excursión.
Sí, en el taller de Avanos podrás moldear arcilla tras la demostración del experto.
El día incluye recogida en vehículo con aire acondicionado desde puntos centrales de Cappadocia, todas las entradas si se seleccionan al reservar, comida tradicional en restaurante local (con opciones vegetarianas), experiencia práctica de cerámica en Avanos guiada por artesanos locales, y un guía experto que acompaña cada parada antes de llevarte de vuelta cómodamente.
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