Despierta con el frío del amanecer en el cráter de Ngorongoro, sigue las manadas de ñus en las llanuras del Serengeti, ríe bajo los baobabs de Tarangire y conoce a los Maasai cerca de Mto wa Mbu. Cada día trae caras nuevas y sorpresas salvajes: prepárate para zapatos polvorientos y maravillas inesperadas.
Para ser sincero, casi perdemos la recogida en Arusha porque no encontraba el otro calcetín. Nuestro guía, Daniel, solo sonrió cuando finalmente nos subimos al jeep y dijo “pole pole”, que supongo significa “tranqui tranqui” en suajili. Así fue el ritmo en Tarangire: baobabs que parecían sacados de un cuento, elefantes por todos lados (de verdad, por todos lados) y un calor polvoriento que se pegaba a la piel pero que de alguna forma se sentía bien. Almorzamos bajo un árbol mientras unos monos nos miraban con ganas de nuestros sándwiches — uno incluso intentó robarme el mío. Nos reímos tanto que casi me atraganto.
El viaje a Serengeti fue más largo de lo que esperaba; me quedé dormido justo después de las colinas verdes de Karatu y desperté con una vista infinita de llanuras doradas. El Serengeti no es como en la tele. Es más ruidoso: pájaros cantando, motores suaves, viento levantando polvo por las ventanas abiertas. Pasamos horas siguiendo la migración de los ñus con Daniel señalando hacia dónde iban (“siguen la lluvia”, nos dijo). En un momento paramos solo para escuchar: el sonido de millones de cascos es más parecido a un trueno. La cena en el campamento tenía un sabor ahumado y sencillo; todavía sueño con ese guiso.
No esperaba que las mañanas fueran tan frías. Un amanecer en el cráter de Ngorongoro nos encontró temblando con tazas de té, viendo cómo la luz iluminaba la hierba mientras las hienas bostezaban cerca. El cráter se siente antiguo, como si estuvieras dentro de un enorme cuenco donde todo se ve más nítido: las rayas de las cebras, las colas de los leones moviéndose entre la hierba, incluso el silencio entre los sonidos de los animales. Vimos un rinoceronte negro entre la hierba alta (Daniel susurró “¡raro!”) y todos contuvimos la respiración hasta que desapareció.
El último día paramos en el pueblo de Mto wa Mbu. Nuestro guía local nos mostró plantaciones de plátanos (tantas variedades que perdí la cuenta) y los niños saludaban al pasar. Respondió con paciencia todas mis preguntas, incluso las más torpes sobre la vida diaria, y se rió cuando intenté decir “asante sana”. Para entonces, mis calcetines estaban sucios y había perdido la noción del tiempo, lo cual me pareció perfecto.
Unos 3 horas en jeep desde Arusha hasta Tarangire.
Sí, el alojamiento en Arusha la noche antes y después del safari está incluido sin costo.
Sí, hay opciones vegetarianas si avisas al hacer la reserva.
Elefantes, leones, leopardos, manadas de ñus en migración, cebras, gacelas, pitones y posiblemente rinocerontes negros.
Sí, se visita el pueblo de Mto wa Mbu con un guía local para conocer las plantaciones de plátanos y la vida comunitaria.
Incluye agua potable ilimitada durante todo el recorrido.
Sí, todas las tarifas y impuestos están cubiertos en la reserva.
Un día en Tarangire, dos días en Serengeti (incluyendo la migración) y un día en el cráter de Ngorongoro.
Hay WiFi gratis dentro del jeep durante el safari.
Tu viaje incluye recogida en hotel en Arusha (con noches gratis antes y después), todas las entradas y tasas de los parques, agua potable ilimitada durante los trayectos con baches y WiFi gratis en el jeep para que puedas enviar fotos al instante. También están cubiertas todas las comidas (opciones vegetarianas si las necesitas). Guías locales te acompañan en los safaris y en las visitas a los pueblos, y te dejan de nuevo en tu hotel al final.
¿Necesitas ayuda para planear tu próxima actividad?