Explorarás los mejores parques de Tanzania: desde manadas de elefantes en Tarangire hasta grandes felinos en Serengeti y rinocerontes raros en el Cráter de Ngorongoro, todo viajando cómodamente entre acogedores lodges y campamentos clásicos con guías locales expertos en cada paso.
La primera mañana comenzó con un café rápido en el hotel de Arusha antes de que nuestro guía, Joseph, llegara en un robusto 4x4. El camino hacia el Parque Nacional Tarangire pasó entre nubes de polvo rojo y destellos de pastores masái con su ganado. Al entrar al parque, no puedes perder de vista esos enormes baobabs, algunos parecen estar ahí desde siempre. Pronto avistamos elefantes, tan cerca que casi podíamos escuchar cómo arrancaban la hierba. El aire tenía ese aroma a tierra mojada tras la lluvia de la noche anterior que se quedaba flotando. Las jirafas asomaban sus cabezas sobre las acacias y vimos una tropa de babuinos peleándose cerca de un charco embarrado. Al caer la tarde, estábamos cansados pero felices mientras nos dirigíamos a Eileens Trees Inn para cenar y disfrutar de una ducha caliente.
Al día siguiente cruzamos colinas onduladas salpicadas de campos de trigo y fincas de café; los locales saludaban al pasar mientras nos acercábamos al Serengeti. Joseph se detuvo en un mirador sobre el Cráter de Ngorongoro; la verdad, es difícil apartar la mirada de ese enorme cuenco verde que se extiende abajo. Ya dentro del Parque Nacional Serengeti, todo cambia: las llanuras parecen infinitas y la vida salvaje aparece por doquier: cebras cruzando en fila india, manadas de ñus levantando polvo, incluso un par de leones descansando bajo formaciones rocosas (aquí las llaman kopjes). Llegamos a Tukaone Camps justo cuando el sol comenzaba a ponerse; la cena supo aún mejor después de un día saltando por esos caminos.
Un día completo en Serengeti significa madrugar y mucha emoción. Nuestro guía seguía las manadas migratorias gracias a la radio y los informes de otros conductores; a veces esperas en silencio durante largo rato y de repente cientos de animales aparecen de la nada. Observamos guepardos escudriñando en busca de presas y buitres dando vueltas en el cielo. El aire se enfría antes del amanecer pero se calienta rápido; terminé quitándome capas a media mañana. Almorzamos tipo picnic bajo una acacia con cebras pastando cerca (no dejes tu sándwich desatendido). Las noches en el campamento son otra historia: te duermes con el eco lejano de las risas de las hienas.
El cuarto día aprovechamos para hacer un último safari matutino en Serengeti antes de dirigirnos al Área de Conservación Ngorongoro. Siempre queda la esperanza de ver algo nuevo—quizá un rinoceronte o leopardos colgados en las ramas de los árboles. Tras almorzar en un tranquilo área de picnic (cuidado con los monos vervet traviesos), subimos al borde del cráter justo cuando la luz dorada iluminaba las praderas. La vista es impresionante, como mirar a otro mundo. Nuestro lodge estaba frente al borde del cráter, así que pudimos contemplar cómo los colores del atardecer se derramaban sobre la caldera mientras tomábamos té de jengibre.
Vale la pena madrugar para descender al Cráter de Ngorongoro: la niebla lo cubre todo y se oyen los primeros cantos de los pájaros antes de verlos. Dentro del cráter la vida abunda: rinocerontes negros moviéndose entre la hierba alta, leones descansando cerca de los charcos, búfalos mirándonos desde los lodazales. Paramos a almorzar junto a un pequeño lago donde los hipopótamos gruñían a lo lejos. Por la tarde nos dirigimos hacia la zona del Lago Manyara, con caminos bordeados de puestos de plátanos y niños saludando al pasar.
El Parque Nacional Lago Manyara tiene un aire distinto al resto: sus bosques frondosos resuenan con los llamados de monos azules y familias de babuinos descansan junto a la carretera (no son nada tímidos). El lago brilla con tonos rosados gracias a los flamencos si lo visitas en la época adecuada; a veces se ven elefantes alimentándose tranquilamente entre las acacias o leones estirados en las ramas (sí, en los árboles). Tras un último safari donde avistamos impalas e hipopótamos en las praderas, regresamos a Arusha polvorientos pero llenos de historias.
¡Sí! La excursión está diseñada para todos los niveles físicos y edades; solo avísanos si tienes necesidades especiales para asegurarnos de que todos estén cómodos.
Viajarás en un jeep 4x4 privado equipado con techo desplegable para mejor vista, puertos de carga para dispositivos e incluso un refrigerador para bebidas frías.
Sí, todas las comidas están incluidas durante tu estancia en lodges o campamentos, además de agua potable durante todo el recorrido.
¡Las probabilidades son excelentes! Los guías rastrean los movimientos de los animales diariamente, pero las avistamientos dependen de la suerte y la temporada; Ngorongoro es especialmente bueno para ver rinocerontes.
Tu safari incluye transporte privado en 4x4 (con refrigerador y puertos de carga), todas las entradas a parques, guía profesional de habla inglesa, safaris ilimitados, alojamientos en lodges o campamentos (ocupación doble), todas las comidas durante los días de safari, impuestos gubernamentales, seguro de emergencia Flying Doctors y ¡muchos momentos con la fauna!
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