Remarás por cuevas marinas secretas en Phang Nga Bay con tu propio guía, navegarás lagunas ocultas donde los monos te vigilan desde arriba y visitarás la Isla de James Bond cuando ya se han ido la mayoría de turistas. Incluye comidas a bordo y recogida en hotel—prepárate para risas, sabores nuevos y un poco de asombro al caer el crepúsculo sobre la bahía.
Ya estábamos deslizándonos junto a esos acantilados impresionantes en Phang Nga Bay cuando nuestro guía, Lek, me pasó una botella de agua fría con una sonrisa cómplice. El barco era más grande de lo que esperaba, con espacio para tumbarse o simplemente apoyarse en la barandilla mientras el agua cambiaba de un verde brillante a casi plateado con la puesta de sol. No desayuné (nos recomendaron no comer mucho) y la verdad, me alegré porque la primera comida a bordo superó mis expectativas: arroz picante, algo con hierba limón y fruta que parecía recién recogida. En el aire flotaba un leve aroma a algas mezclado con el diesel del motor, una combinación extrañamente reconfortante.
Después de la charla de seguridad de Lek (bromeó diciendo “no intenten pararse en el kayak a menos que quieran nadar con los peces saltarines”), nos emparejamos para la parte de kayak. Nuestro guía nos llevó directo a unas cuevas estrechas de piedra caliza; me agachaba por reflejo aunque había espacio. El aire dentro era más fresco y húmedo, y se oía el eco del agua goteando en las rocas. De repente, salimos a una laguna escondida (a la que llaman “hong”), todo en silencio salvo por los pájaros arriba y algún mono que nos observaba desde los árboles. Intenté preguntar por un pájaro en tailandés—Li se rió de mi pronunciación pero igual me señaló un martín pescador.
Más tarde, al llegar a la Isla de James Bond (su nombre real es Ko Khao Phing Kan), estaba casi vacía—solo nuestro grupo y quizás otro barco a lo lejos. Se veía más pequeña que en las películas pero mucho más impresionante sin nadie alrededor. Hicimos fotos junto a esa roca con forma de clavo (“Koh Tapu”, como la llamó Lek), pero lo que más recuerdo es la calma absoluta, como si el tiempo se hubiera detenido un momento. De regreso hubo cena—otra vez buffet—y alguien vio luciérnagas cerca de los manglares mientras otro guía recogía plancton bioluminiscente en un cubo para que pudiéramos verlo de cerca. Esa parte fue mágica, aunque mi cámara no pudo captarlo bien.
Sí, el traslado ida y vuelta desde cualquier punto de Phuket o Khao Lak está incluido.
Sí, incluyen almuerzo, snacks, fruta, agua embotellada, té de hierbas y cena a bordo.
No, no hace falta experiencia—los guías reman por ti en las cuevas y lagunas.
Sí, todos los tours cuentan con guías profesionales en inglés; algunos días hay guías en alemán.
Sí, los bebés y niños pequeños pueden ir en cochecitos o sillas especiales para bebés.
El barco sale del muelle Ao Po, al noreste de Phuket; la visita a la isla forma parte del itinerario de tarde y noche.
Podrás ver macacos, varanos, martines pescadores, peces saltarines, garzas, águilas marinas, milanos y luciérnagas al anochecer.
Sí, todas las entradas están incluidas en el precio del tour.
Tu día incluye recogida y regreso al hotel en Phuket o Khao Lak, todas las entradas al parque nacional pagadas de antemano para evitar complicaciones. Las comidas se sirven durante el día—desde el almuerzo hasta snacks y cena—con mucha fruta y bebidas. Contarás con un guía experimentado que habla inglés (y alemán algunos días), además de todo el equipo de kayak, bolsas impermeables y chalecos salvavidas, y regreso cómodo en minivan por la noche.
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