Cambia el ruido de Bangkok por bosques brumosos y cascadas imponentes en Khao Yai con esta excursión en grupo pequeño. Camina por senderos con guía local, escucha cálaos y gibones, siente la fuerza de las cascadas y, con suerte, avista elefantes salvajes. Incluye traslado desde hotel, entradas y momentos inolvidables.
El viaje desde Bangkok a Khao Yai se me hizo más largo de lo que esperaba, quizá porque apenas estaba despierto al subir al van, aferrado a mi café como si fuera un salvavidas. Pero cuando llegamos al parque, el aire cambió. Más fresco, con un olor distinto, como hojas mojadas y tierra. Nuestra guía, Nok, nos repartió botellas de agua y sonrió como si supiera lo que nos esperaba (y seguro que sí). Éramos solo seis en la furgoneta, así que no se sentía ni lleno ni incómodo. Solo gente que también quería desconectar del ruido de la ciudad.
No soy muy de hacer trekking, pero el sendero de 3 o 4 km estuvo genial. Nok paraba de vez en cuando para señalar algún canto de pájaro o marcas en los árboles (“Eso es de un oso,” dijo—y algunos nos reímos nerviosos). El bosque tenía una energía rara, como si te observaran pero a la vez te ignoraran. Vimos cálaos volando alto (con picos enormes, casi de caricatura), algunos monos a lo lejos, y una vez creí oír un elefante moviéndose entre la maleza, aunque quizá solo fue mi imaginación. Aquí la vida salvaje es impredecible; no es un zoológico, nos recordaba Nok.
La comida fue rápida: arroz con pollo en un pequeño descanso dentro del parque. Nada sofisticado, pero después de tanto andar, sabía mejor que nunca. La cascada Haew Suwat era más ruidosa de lo que imaginaba—agua blanca cayendo con fuerza justo donde, según dicen, Leonardo DiCaprio se lanzó en aquella película (Nok nos picó para que lo imitáramos; nadie se animó). Luego fuimos a Haew Narok, la cascada más alta, y nos quedamos en el mirador con la cara empapada por el rocío. El estruendo del agua tapaba todo por un momento. A veces, cuando estoy atrapado en el tráfico en casa, me acuerdo de esa vista.
Lo que más me sorprendió fue lo imprevisible que es Khao Yai: puedes salir buscando elefantes y acabar fijándote en orquídeas diminutas. O que te sorprenda un chaparrón (como nos pasó) y luego te rías de los calcetines empapados. Aquí todo es auténtico y sin filtros, y eso lo hace mucho más especial que cualquier foto perfecta.
Khao Yai está a unas tres horas en coche desde el centro de Bangkok.
No, los animales están libres y no siempre se ven; depende de la suerte.
No se incluye comida; lleva efectivo para comprar algo dentro del parque.
Usa pantalones largos, calcetines y zapatos cómodos para caminar (no chanclas).
El sendero de 3-4 km es adecuado para personas con condición física moderada; los bebés deben ir en brazos de un adulto.
Visitarás la cascada Haew Suwat (famosa por “The Beach”) y Haew Narok, la más alta del parque.
El grupo máximo es de 10 personas por tour.
Sí, la recogida está incluida solo en hoteles cerca de Khao San Road y Siam Square.
Tu día incluye traslado ida y vuelta desde hoteles seleccionados de Bangkok, transporte en van con aire acondicionado, entradas a Khao Yai (400 THB), guía local en inglés que conoce todos los cantos de aves, y agua embotellada para el camino antes de regresar a la ciudad al caer la tarde.
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