Sumérgete en los mercados más vibrantes de Bangkok: siente el tren pasar a centímetros en el Mercado Ferroviario Maeklong y luego navega en bote privado hasta el Mercado Flotante Damnoen Saduak. Prueba frutas desconocidas, ríe con tu guía local por las palabras mal pronunciadas y disfruta esos momentos donde el caos se vuelve belleza, especialmente bajo los paraguas a rayas.
Ya estábamos atravesando el tráfico matutino de Bangkok cuando nuestra guía, Pim, me entregó una bolsita con arroz pegajoso envuelto en hoja de plátano. No esperaba desayuno en el camino, pero ahí estaba — tibio y con aroma a coco. El viaje hasta el Mercado Ferroviario Maeklong duró cerca de una hora (la verdad perdí la noción, estaba demasiado concentrado viendo cómo la ciudad se transformaba en campos verdes). Cuando finalmente bajamos, el aire olía a cerdo a la parrilla y a algo dulce que no pude identificar. Pim sonrió y señaló una fila de paraguas pegados a las vías. “Espera y verás”, dijo.
De repente, sonaron campanas y todos comenzaron a recoger sus toldos con una calma que parecía ensayada — ni rastro de nerviosismo. El tren pasó rugiendo, tan cerca que si te asomabas podías sentir el calor en el brazo (mejor no hacerlo). Los vendedores solo retrocedieron unos centímetros y volvieron a sus puestos en cuanto el último vagón se alejó. Fue una experiencia alucinante, la verdad. Probamos una fruta extraña —¿mangostán?— y Pim se rió cuando intenté pronunciar su nombre en tailandés. Seguro lo dije fatal.
Después de esa adrenalina, subimos a un bote de cola larga para recorrer el canal hasta el Mercado Flotante Damnoen Saduak. El agua golpeaba suavemente el casco mientras pasábamos junto a casas sobre pilotes y niños saludando desde pequeños muelles. En el mercado flotante todo era más intenso: mujeres gritando precios desde sus barcas repletas de mangos, alguien friendo donas cerca (el olor me hizo rugir el estómago otra vez), colores por todas partes. Tuvimos tiempo para pasear mientras Pim nos explicaba qué era cada cosa — incluso regateó por mí cuando me bloqueé con los números.
Sigo recordando ese instante en el bote cuando el sol iluminó todos esos paraguas de colores reflejados en el agua. No es un lugar tranquilo ni silencioso — más bien un caos organizado lleno de risas. De regreso a Bangkok en la van, con los dedos pegajosos por tanta fruta, comprendí lo vivos que están estos mercados en todos los sentidos. Si vas, lleva efectivo y mejor olvida los zapatos blancos (esa la aprendí rápido).
El tour dura entre 6 y 6.5 horas, según la hora de inicio que elijas—07:00 o 09:00 desde tu hotel en Bangkok.
Sí, incluye recogida y regreso privado al hotel en Bangkok (excepto hoteles cerca del aeropuerto, donde se acuerda un punto de encuentro).
No, solo se observa cómo pasa el tren mientras exploras el mercado a lo largo de las vías; no se sube al tren.
Probarás frutas, postres y bebidas locales tailandesas que tu guía te ofrecerá en ambos mercados.
Sí, tendrás tiempo para recorrer y comprar tras llegar en bote al Mercado Flotante Damnoen Saduak.
El traslado entre Bangkok y Maeklong es en vehículo privado con aire acondicionado; entre Maeklong y Damnoen Saduak se navega en bote de cola larga.
Sí, tu guía tailandés con licencia habla inglés durante todo el recorrido.
Tu día incluye recogida y regreso privado al hotel en Bangkok (o punto de encuentro si estás cerca del aeropuerto), todos los traslados en vehículo con aire acondicionado, paseo privado en bote de cola larga por el canal entre mercados, guía tailandés con licencia que habla inglés y comparte historias, degustación de frutas y postres locales en ambos mercados y seguro de accidentes para que viajes tranquilo y vuelvas con las manos pegajosas pero feliz.
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