Si quieres descubrir los templos y mercados de Bangkok después del anochecer—sin pelearte con multitudes ni perder el sabor local—este tour es para ti. Viajarás en tuk tuk y barco, verás el atardecer desde la Montaña Dorada, probarás auténtica comida tailandesa y recorrerás mercados de flores que nunca duermen.
Justo cuando la ciudad empezaba a refrescar, subimos a un tuk tuk y nos lanzamos a recorrer el casco antiguo de Bangkok. El aire estaba impregnado del aroma a pollo a la parrilla de un carrito callejero en la esquina—nuestra guía, Nok, saludó al vendedor como si fuera una vieja amiga. Evitamos el tráfico más pesado por calles secundarias que jamás habría descubierto por mi cuenta. La primera parada: un paseo rápido por un mercado que parecía detenido en el tiempo—filas de telas, zapatillas falsas y una mujer vendiendo plátanos fritos en una cesta forrada con papel de periódico.
La verdadera sorpresa llegó al subirnos a un barco de cola larga justo cuando caía el crepúsculo. El río Chao Phraya brillaba casi plateado bajo la luz tenue. Niños pescaban en las orillas; se escuchaban campanas de templo resonando río arriba. Nok señaló viejas casas de teca que se asomaban al agua y nos contó cómo Thonburi fue la capital antes de que Bangkok tomara el relevo. Navegamos frente a un templo con una aguja que no se parecía a nada que hubiera visto antes—ella dijo que es único en esta zona de Tailandia.
La siguiente parada fue la Montaña Dorada. Subimos justo a tiempo para el atardecer—la ciudad se extendía a nuestros pies, los techos brillaban en tonos naranja y rosa. Allí arriba se siente una calma extraña, a pesar de estar en pleno corazón de todo. La cena fue en un lugar escondido que eligió Nok—sin menú en inglés, pero ella pidió por nosotros: pollo picante con albahaca, un pescado crujiente y de postre mango con arroz pegajoso.
Más tarde, paseamos por Loha Prasat ya de noche. Las agujas metálicas del templo parecían fantasmas bajo las luces, y casi no había más visitantes—solo el eco lejano de cantos y el zumbido de tuk tuks afuera. La última parada: el Mercado de Flores Pak Khlong Talad. Aunque era de noche, el lugar vibraba con energía—chicos cargando cajas de caléndulas, mujeres tejiendo guirnaldas de jazmín y ese aroma dulce y terroso en el aire. Terminamos en Chinatown, donde aún se escuchaban los golpes de los woks a medianoche y los neones nunca se apagan del todo.
Sí, niños desde 5 años pueden participar. El ritmo es tranquilo y hay mucho para ver a cualquier edad.
No hay problema. Solo avísanos al reservar y nos aseguraremos de que tu cena se adapte a tus necesidades.
Mantenemos grupos pequeños—máximo 6 personas—para que la experiencia sea más personal y manejable.
El tour se realiza con lluvia o sol. Los tuk tuks tienen techo y los barcos cuentan con toldos, pero mejor lleva paraguas por si acaso.
Incluye agua embotellada, snacks, postre, cena tailandesa completa, transporte en tuk tuk, barco de cola larga y barco turístico, además de un guía local amable que conoce todos los atajos de la ciudad.
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