Explora cañones milenarios en The Crags con dos guías locales que te acompañan en rápel por acantilados, tirolina sobre el agua y saltos a pozas profundas—todo el equipo incluido. Prepárate para risas, chapuzones fríos y recuerdos que guardarás para siempre.
Para ser sincero, casi doy media vuelta en el campamento base de The Crags cuando vi los trajes de neopreno alineados. Meterse en neopreno antes del café me parecía demasiado, pero nuestro guía, Sipho, tenía esa forma de hacer reír a todos. Dijo que uno se acostumbra al olor (mentira). Tras una rápida revisión del equipo y una charla de seguridad más tranquilizadora que estricta, nos adentramos por un sendero que olía a hojas mojadas y a algo dulce que no supe identificar. ¿Flores silvestres? O tal vez mis nervios.
El primer rápel parecía más alto desde abajo que desde arriba. Las manos me temblaban, pero Sipho me aseguró el arnés y me dijo “confía en la cuerda, no en tus piernas”. Intenté no darle muchas vueltas. La roca estaba fría y áspera bajo mis dedos, algo que me ancló al momento. Cuando finalmente llegué al fondo, reinaba un silencio roto solo por el goteo del agua y una risa nerviosa que resonaba en las paredes del cañón. Nos turnamos para saltar desde una cornisa a una poza profunda; dudé (dos veces), pero al final me lancé. El choque frío en la piel y luego un alivio total, como reiniciar todo.
También hubo tirolina, corta pero tan intensa que me pillé sonriendo como un tonto a mitad del recorrido. Nuestra otra guía, Tandi, nos tomó fotos mientras volábamos en el aire (las venden al final si quieres pruebas de que sobreviviste). En un momento señaló un martín pescador que pasó zumbando —un destello azul entre tanto verde— y nos contó que su abuela solía verlos como señal de buena suerte por aquí. No sé si a mí me funcionó, pero me encantó la historia.
Terminamos caminando por el lecho del río, empapados y cansados pero con una alegría contagiosa. Hay algo en moverse juntos por esos espacios estrechos —trepando rocas o deslizándonos por musgo— que convierte a desconocidos en compañeros al instante. Cuando finalmente nos quitamos los trajes de neopreno, nadie se preocupaba por el pelo aplastado o la cara embarrada. Las duchas calientes en el campamento fueron un lujo. A veces aún recuerdo ese salto cuando necesito un poco de valor para algo pequeño.
La actividad dura varias horas; se recomienda llegar 1 hora antes para equiparse y la charla de seguridad.
Sí, el precio incluye casco, traje de neopreno, chaleco salvavidas y arnés.
La edad mínima es 8 años; no se recomienda para embarazadas ni personas con lesiones en la columna.
No, es apto para todos los niveles físicos y sin experiencia previa.
No, pero los guías toman fotos durante la actividad que puedes comprar al final si quieres.
No se menciona recogida en hoteles; hay opciones de transporte público cerca.
Recomiendan traer toalla para la ducha caliente tras la excursión.
Tu día incluye casco, traje de neopreno, chaleco salvavidas y arnés, además de la guía de dos expertos locales durante todo el canyoning en The Crags. Antes de empezar recibirás todas las instrucciones de seguridad; las fotos que tomen los guías están disponibles para comprar al final si quieres un recuerdo de tu salto —o de tu cara justo antes.
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