Saldrás temprano de Johannesburgo con recogida en hotel y viajarás a Pilanesberg para dos safaris en vehículos abiertos con guía local. Disfruta de la fauna de cerca, almuerza con vista a un abrevadero donde se reúnen los animales y regresa antes del atardecer. Momentos reales: emoción, risas con el guía y quizás un encuentro inesperado que recordarás siempre.
“¿Viste ese rinoceronte?” susurró nuestro guía, motor apagado, mientras todos nos inclinábamos en el vehículo abierto. Apenas había terminado mi café cuando me recogieron en Johannesburgo — aún oscuro, las luces de la ciudad quedaban atrás. El camino a Pilanesberg se me hizo más largo de lo que esperaba (quizá porque estaba medio dormido), pero de repente el bushveld se abrió y solo había pasto dorado y esas colinas azules a lo lejos. Sipho, nuestro guía, tenía esa habilidad de detenerse en seco cuando veía algo moverse — como si pudiera oír lo que nosotros no.
El primer safari empezó justo después de las nueve. Es difícil explicar lo silencioso que se pone todo, solo se escuchan pájaros y el crujir de las ruedas sobre la grava. Pronto vimos elefantes — un joven macho bloqueaba el camino hasta que Sipho murmuró algo en tsuana y esperó pacientemente. Hubo un momento de silencio total cuando una manada de cebras cruzó frente a nosotros. Pensaba en lo distinto que era de cualquier zoológico o documental; el aire olía a polvo dulce y podías sentir el sol calentando tus brazos mientras subía en el cielo.
Almorzamos en el Pilanesberg Center, justo al lado de un abrevadero donde los impalas bajaban a beber mientras comíamos. La comida era sencilla — ensalada de pollo para mí — pero casi ni me fijé en lo que comía porque un hipopótamo emergió entre los juncos y todos sacaron sus cámaras. Algunos charlaban con el guía sobre avistamientos de leones (“no garantizados,” dijo sonriendo), otros simplemente miraban las ondas en el agua bajo el calor. Después vino otro safari — más corto esta vez, pero aún más intenso porque sabíamos que pronto volveríamos.
No esperaba sentir nostalgia al irme. De regreso a Johannesburgo (nos dejaron en el hotel alrededor de las seis), seguía repitiendo en mi cabeza esa escena de las cebras cruzando. ¿Sabes cuando hay días que se quedan contigo más que otros? Este fue uno de esos.
El trayecto dura entre 2 y 3 horas, según el tráfico y el lugar de recogida.
Sí, incluye recogida y regreso puerta a puerta en hoteles de Johannesburgo o Pretoria.
Son dos safaris en vehículos abiertos: uno por la mañana (unas 3 horas) y otro después del almuerzo (unas 2 horas).
Sí, un almuerzo ligero en Pilanesberg Center con vista a un abrevadero está incluido.
Podrás ver elefantes, rinocerontes, cebras, impalas, hipopótamos y quizás algunos de los Cinco Grandes, aunque no está garantizado.
Usan vehículos abiertos especialmente diseñados para safari, conducidos por guías profesionales.
Sí, los niños pueden participar siempre que vayan acompañados por un adulto.
Hay opciones vegetarianas disponibles si se solicitan al hacer la reserva.
Tu día incluye recogida y regreso puerta a puerta desde Johannesburgo o Pretoria, todas las entradas al parque Pilanesberg, dos safaris guiados en vehículos abiertos con un ranger local experto, transporte en minivan con aire acondicionado entre la ciudad y el parque, y un almuerzo ligero en Pilanesberg Center con vista a un abrevadero para que disfrutes de la fauna mientras comes antes de regresar a tiempo para el atardecer.
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