Recorre la costa dramática de Ciudad del Cabo con un guía local, pasea por las calles llenas de color de Bo-Kaap, camina por los acantilados del Cabo de Buena Esperanza y conoce de cerca a los pingüinos africanos en Boulders Beach—todo con recogida fácil en tu hotel incluida. Prepárate para risas, aire marino y recuerdos que te acompañarán siempre.
“No olvides saludar a los pingüinos como si fueran viejos amigos,” nos dijo Sizwe con una sonrisa mientras volvíamos al van después de Boulders Beach. Ya nos había enseñado a decir “hola” en xhosa (seguro lo dije mal), pero a los pingüinos parecía no importarles. Aunque el día empezó mucho antes: Sizwe nos recogió justo en la puerta del hotel en Ciudad del Cabo, con la mañana aún algo brumosa, y nos llevó a recorrer Bo-Kaap. Las casas son realmente tan vibrantes: verde lima junto a rosa chicle, y del aire llegó un aroma especiado desde una ventana abierta. Quise quedarme un rato más, pero había mucho por descubrir.
La carretera que sale de la ciudad abraza la costa tan cerca que casi sientes la sal en la cara. Chapman’s Peak Drive es pura curva y acantilado—Sizwe lo llama “Chapies”, como a un viejo amigo. Paramos para fotos donde las rocas caen directo al agua azul, el viento despeinándome y arrancándome risas. En Hout Bay, algunos se subieron a un bote para ver las focas en Duiker Island (yo no, me mareé la última vez). En cambio, paseé por los puestos del mercado; alguien estaba tostando café y el olor, aunque un poco quemado, era delicioso. Hubo un momento raro donde todo parecía ir más lento—de esos que solo sientes cuando estás lejos de casa.
Más tarde, en la Reserva Natural del Cabo de Buena Esperanza, caminamos entre matorrales bajos de fynbos y vimos avestruces paradas al borde del camino como si fueran dueñas del lugar. La luz cambiaba constantemente—nubes corriendo sobre las rocas afiladas—y Sizwe nos contó cómo los marineros solían temer esas aguas. De pie junto al famoso cartel, con el viento picándome las mejillas, me sentí pequeño, pero en el mejor sentido. Almorzamos cerca de Simon’s Town (no recuerdo el nombre), pescado tan fresco que casi chirriaba al pincharlo. Después llegó Boulders Beach: pingüinos por todas partes, caminando despacio como viejitos con esmoquin. Uno me miró fijo—juro que me guiñó un ojo.
De regreso, pasando por Muizenberg, las casetas de playa a rayas parecían descoloridas bajo el sol de la tarde. Las piernas me dolían, pero no quería que el día terminara todavía—¿sabes? Es curioso cómo un lugar puede sentirse salvaje y familiar al mismo tiempo en solo unas horas.
La excursión dura entre 8 y 9 horas, incluyendo todas las paradas y el traslado de regreso a tu hotel en Ciudad del Cabo.
Sí, la recogida y regreso a tu hotel en Ciudad del Cabo están incluidos en la reserva.
Sí, hay una parada en la colonia de pingüinos de Boulders Beach donde podrás verlos de cerca.
No incluye comidas, pero hay tiempo para almorzar en Simon’s Town o cerca del Cabo de Buena Esperanza; el costo corre por cuenta del viajero.
Sí, en Hout Bay puedes optar por un paseo en bote a Duiker Island para ver focas de Cabo; esta actividad puede extender un poco el tiempo del tour.
La excursión es apta para todos los niveles; las caminatas son opcionales y hay asientos especiales para bebés si los necesitas.
Si el tiempo y el tráfico lo permiten al regresar a Ciudad del Cabo, puede haber una breve parada para fotos en la playa de Muizenberg.
Tu día incluye recogida y regreso directo a tu hotel en Ciudad del Cabo, todos los peajes cubiertos, transporte cómodo con aire acondicionado y agua embotellada gratis durante todo el recorrido, además de la compañía de un guía local que conoce cada rincón de la costa, para devolverte seguro a la ciudad.
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