Viaja desde Bucarest al corazón de Transilvania — recorre los salones reales del Castillo de Peles, prueba sabores locales en el Brașov medieval y sube al legendario Castillo de Bran rodeado de historias. Ríe con tu guía, disfruta tiempo libre para fotos o momentos tranquilos en los jardines, y siente la magia de viajar en el tiempo por un día.
No esperaba empezar el día en Bucarest mirando hacia el Arcul de Triumf, pero ahí estaba — piedra clara contra un cielo que no sabía si quería llover o no. Nuestro guía, Andrei, ya soltaba bromas sobre la historia de Rumanía antes de salir de la ciudad. El bus era cómodo (menos mal, porque no soy de viajes largos), y mientras avanzábamos hacia el norte, el ruido urbano se desvanecía entre colinas verdes y bosques que parecían sacados de un cuento antiguo.
El primer destino fue el Castillo de Peles — la verdad, cuesta creer que alguien haya vivido en un lugar tan lujoso. El aire olía a pino y piedra mojada. Andrei señalaba detalles que jamás habría notado: escudos reales escondidos sobre las puertas, vitrales que atrapaban rayos de sol. Había otros turistas, pero no se sentía lleno; tal vez porque todos estaban impresionados o simplemente tomaban fotos en silencio. Tuvimos tiempo para pasear por nuestra cuenta — yo me quedé un rato en los jardines, viendo la niebla deslizarse sobre los Cárpatos. Es curioso lo tranquilo que se sentía todo, después de tantas historias sobre Vlad y Drácula.
Lo que más me sorprendió fue Brașov. La Iglesia Negra parecía demasiado pesada para su propio bien, oscura entre tantas casas de colores pastel alrededor de la Plaza del Consejo. Almorzamos (probé algo llamado ciorbă — ¿una sopa agria? No estoy seguro de haberlo pronunciado bien; Li se rió cuando intenté decirlo en rumano). Sentados afuera, se escuchaban las campanas de la iglesia resonando contra las viejas murallas y niños persiguiendo palomas por el empedrado. Es uno de esos momentos que se quedan en la memoria — simple, pero auténtico.
El Castillo de Bran es todo un espectáculo — encaramado en su colina rocosa, lleno de ángulos y sombras incluso con la luz de la tarde. Por dentro se sentía pequeño y frío (las paredes de piedra hacen eso), pero escuchar a Andrei explicar qué es leyenda y qué verdad sobre Drácula me hizo verlo con otros ojos. Dijo que los locales suelen poner los ojos en blanco con lo de los vampiros, pero igual cuentan historias de fantasmas por diversión. Bajando, pasamos por puestos de mercado con cucharas de madera y brandy de ciruela… mi mochila terminó más pesada que al principio, sin duda.
La excursión dura todo el día, normalmente sale por la mañana desde el centro de Bucarest y regresa por la tarde.
No, las entradas no están incluidas; se recomienda comprarlas online con antelación porque suelen agotarse rápido.
Si está cerrado (como los lunes o martes o por limpieza), puedes visitar el cercano Castillo de Pelisor o disfrutar tiempo libre en los alrededores de Peles.
No incluye almuerzo; tendrás tiempo libre en la Plaza del Consejo de Brașov para comer en restaurantes locales a tu gusto.
No hay recogida en hotel; el punto de encuentro está en el centro de Bucarest.
Sí, un guía profesional acompaña y ofrece comentarios durante todo el recorrido.
Los niños menores de 4 años no pueden participar en tours compartidos por normas de seguridad.
Se requiere una condición física moderada; se camina en cada sitio, incluyendo escaleras dentro de los castillos y por el casco antiguo de Brașov.
Tu día incluye transporte ida y vuelta en vehículo con aire acondicionado desde el centro de Bucarest, tiempo libre para explorar a tu ritmo tanto el Castillo de Bran (de Drácula) como el de Peles (o Pelisor si hace falta), un paseo guiado por el centro medieval de Brașov con tiempo para almorzar o pasear por la Plaza del Consejo, además de los comentarios de un guía experto que mantiene el ambiente animado durante todo el viaje.
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