Camina por las calles antiguas de la Zona Colonial de Santo Domingo, entra en la primera catedral de América, comparte un almuerzo dominicano con locales y observa la vida cotidiana junto a monumentos centenarios. Esta excursión desde Punta Cana te deja mucho más que fotos: una experiencia para llevar en el corazón.
Con las manos levantadas, nuestro guía —Miguel— ya iba a mitad de camino por la Calle Las Damas cuando me di cuenta de que nos hablaba del eco de nuestros pasos sobre esas piedras antiguas. “Es la primera calle de América”, dijo, y casi podías escuchar los susurros de siglos atrás entre las paredes de colores pastel. Una brisa traía un aroma dulce —¿guayaba?— y los vendedores se llamaban en español que apenas entendía. Me gustó que nadie nos apurara; simplemente paseamos, mirando hacia arriba donde la ropa colgada bailaba junto a banderas.
Entramos en la Catedral de Santa María la Menor (tuve que pedir prestada una bufanda para cubrirme los hombros —nota mental: revisar el código de vestimenta la próxima vez). El silencio me envolvió al instante. Miguel señaló cómo el techo se curva como hojas de palma, y por un momento olvidé el móvil vibrando en mi bolsillo. Una luz azulada atravesaba un vitral, suavizando todo a su paso. Alguien rezaba en una capilla lateral; me pareció respetuoso quedarme un rato en silencio y absorber ese ambiente.
El almuerzo fue animado y alegre —arroz, habichuelas, pollo con piel crujiente y plátanos que sabían a sol (sé que suena cursi, pero es verdad). En nuestra mesa terminamos compartiendo historias con otro grupo de Santiago; se rieron cuando intenté decir “chinola” para el jugo de maracuyá. Después pasamos frente al Palacio Nacional —no pudimos entrar, pero su blanco resplandecía contra el cielo— y paramos en la Fortaleza Ozama en lugar del Alcázar de Colón (por mantenimiento, nos dijeron). Parados sobre esos muros de piedra gruesa, viendo jugar a los niños abajo, el tiempo parecía detenerse. El Faro a Colón impresiona de cerca —una cruz gigante de concreto que no puedes perder de vista aunque lo intentes.
No esperaba sentir tanta historia rodeándome en esta excursión desde Punta Cana. No eran solo edificios viejos, sino gente charlando en los bancos, música saliendo por las ventanas, pequeños momentos que hacen que Santo Domingo se sienta vivo y no solo un punto en la guía. Aún ahora me sorprendo pensando en esas calles estrechas y en la calidez de la gente —incluso cuando mi español fallaba.
El tour de día completo suele durar entre 10 y 12 horas, incluyendo el traslado entre Punta Cana y Santo Domingo.
Visitarás la Calle Las Damas, la Catedral de Santa María la Menor, Fortaleza Ozama (en lugar del Alcázar de Colón), el Museo de las Casas Reales (vista panorámica), el Palacio Nacional (exterior), la Ciudad Colonial y el Faro a Colón.
Sí, durante el tour se ofrece un almuerzo tradicional dominicano.
Sí, el tour incluye recogida y regreso a hoteles en Punta Cana.
No, para entrar a la Catedral de Santa María la Menor las mujeres deben cubrir hombros y rodillas.
El tour es adecuado para la mayoría, pero no se recomienda para personas con problemas cardiovasculares debido a las caminatas.
No, por restricciones de Covid la mayoría se visitan solo desde el exterior o panorámicamente; algunos interiores pueden estar cerrados.
Tu día incluye traslado de ida y vuelta desde Punta Cana en vehículo con aire acondicionado, agua embotellada durante todo el recorrido, guía local experto que hace la historia viva en cada parada, entrada a sitios clave como la Catedral de Santa María la Menor (respetando el código de vestimenta), almuerzo tradicional dominicano compartido con otros viajeros y regreso al atardecer.
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