Te ensuciarás de polvo manejando buggies por las colinas de Anamuya, volarás sobre los árboles en tirolinas con guías que hacen todo divertido, probarás café y frutas en una casita de cocos, y pasarás tiempo con monos ardilla en Monkeyland, todo rematado con auténtica comida dominicana al aire libre. Una aventura desordenada que no olvidarás aunque te laves el polvo.
Lo primero que recuerdo es el olor: tierra mojada y un toque de aceite cuando subimos a los buggies en Anamuya. Nuestro guía José sonreía como si supiera lo que venía (y así era), y la verdad, al principio me daba un poco de miedo manejar. Pero después de unos minutos saltando por esos caminos rocosos, con polvo rojo por todos lados, empecé a reír sin parar. Mis zapatillas todavía tienen manchas naranjas. Paramos en el río para darnos un chapuzón rápido; el agua fría en la piel sudada se sintió mejor de lo que esperaba. Había un niño en el grupo que no paraba de salpicar a su papá, y al final todos terminamos empapados.
Pensé que las tirolinas serían lo más aterrador de esta aventura en Punta Cana, pero es curioso: en cuanto te lanzas desde la primera plataforma, solo escuchas el viento y el latido de tu corazón. La selva se ve distinta desde arriba, más verde y con sonidos más intensos. Una chica delante de mí gritaba cada vez que despegaba, pero al final siempre terminaba sonriendo. Los guías se aseguraban de que estuviéramos bien sujetos y soltaban bromas en español e inglés (solo pillé la mitad). Después paramos en una casita de cocos para probar café y cacao—me quedé con los dedos pegajosos de las frutas frescas, y no me importó nada.
Monkeyland fue lo último, y sinceramente, no esperaba que me gustara tanto. Monos ardilla por todos lados; uno se subió a mi hombro como si fuera suyo. Son más ligeros de lo que parecen, y sus manitas son sorprendentemente suaves. Nuestra guía Rosa nos contó historias de la personalidad de cada mono (tiene favoritos). El sol ya empezaba a caer y todo se sentía más tranquilo—podría haberme quedado horas solo viéndolos saltar o escuchando a Rosa hablar de cómo los cuidan aquí.
El almuerzo fue en medio de todo eso—arroz, guiso de pollo, plátanos fritos—y sabía mejor que cualquier buffet de hotel. Quizá porque todos comíamos juntos en largas mesas al aire libre, o tal vez porque estábamos cansados y felices después de tanto movimiento. Sea como sea, se quedó grabado más de lo que esperaba.
El tour ocupa casi todo el día e incluye buggies, tirolinas, visita a la casita de cocos, Monkeyland y almuerzo.
Sí, el tour incluye un almuerzo tradicional dominicano durante la excursión.
La edad mínima es 6 años; los niños menores no pueden participar.
Sí—el peso mínimo es 20 kg y el máximo 127 kg.
Sí, debes tener licencia válida y al menos un año de experiencia manejando.
No, no se recomienda para embarazadas ni personas con problemas de columna o cardiovasculares.
Sí, hay tiempo para nadar en el río Anamuya durante la parte de los buggies.
Sí, durante la visita guiada podrás acercarte a los monos ardilla, pero quienes tengan resfriado o gripe no pueden interactuar con ellos.
Tu día incluye entrada a Monkeyland para estar cerca de los monos ardilla, agua embotellada durante toda la actividad, acceso completo a las 12 tirolinas (con equipo incluido) y un almuerzo típico dominicano servido al aire libre antes de regresar cansado pero feliz.
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