Recorre Praga con un guía local, eligiendo entre patinetes eléctricos con ruedas anchas o normales. Disfruta la brisa en los parques, historias en el Castillo, paradas rápidas para fotos en el Puente de Carlos y hasta una cerveza en el monasterio si te apetece. No es solo turismo, es vivir la ciudad por una tarde.
“Si tienes dudas, mejor las ruedas anchas,” sonrió nuestro guía Pavel mientras me entregaba el casco frente a Ecotours.cz. No sabía qué esperar—la verdad, nunca había montado un patinete eléctrico, y menos uno con ruedas gordas que parecían sacadas de un dibujo animado. Pero esa mañana la ciudad vibraba: los tranvías sonaban en Na Poříčí, el aroma del café flotaba cerca, y una llovizna ligera hacía que todo brillara.
Salimos en un grupo pequeño—solo seis—y enseguida noté lo distinto que se ve Praga cuando te deslizas en vez de caminar. Al principio los adoquines me hicieron vibrar los dientes (Pavel se rió y dijo que era “masaje a la praguense”), pero al llegar al parque Letná todo fue verde y vistas abiertas. Cerca del Metrónomo, la gente tomaba cervezas a mediodía (¡un martes!), y Pavel contó que ahí antes había una estatua gigante de Stalin. Intenté imaginarla dominando la ciudad mientras el viento soplaba desde el río.
¿Lo mejor? Llegar a la plaza del Castillo de Praga sin esfuerzo, sin empujones, y quedarte ahí mientras las campanas resonaban sobre los tejados. Es difícil de explicar; ves las agujas asomando entre la niebla y por un momento parece un cuadro antiguo. También paramos en el Monasterio de Strahov (la cerveza es fuerte, aviso), y aunque pronuncié “pivo” fatal, nadie se molestó. Luego bajamos hacia la Torre de Petrin y seguimos hasta el Puente de Carlos, que en dos ruedas se siente aún más impresionante.
Todavía recuerdo esa vista desde Letná—el cielo pintado de rosa sobre los tejados rojos—y lo fácil que fue recorrer tanto sin prisas. Si buscas una excursión en Praga para sentir la ciudad más que tachar sitios, este tour en patinete eléctrico es otra historia. Ah, y no olvides los guantes si hace frío. Mis manos aún lo agradecen.
Puedes elegir tours de entre 1.5 y 3 horas de duración.
La recogida en taxi desde el hotel solo está incluida en reservas privadas.
Sí, se entregan cascos, aunque no son obligatorios para mayores de 18 años.
Visitarás el Parque Letná, el Metrónomo de Praga, la plaza del Castillo, el Monasterio de Strahov, la Torre de Petrin (desde lejos), el Puente de Carlos, el Teatro Nacional y la Plaza Wenceslao.
Sí, el guía te dará instrucciones antes de empezar; se recomienda tener una condición física moderada.
No, la edad mínima es 15 años y no se recomienda para embarazadas.
Los grupos pequeños suelen tener entre 10 y 12 personas; también hay tours privados.
Si es posible, hay una parada para refrescos en el Monasterio de Strahov; el agua está incluida.
Tu día incluye un guía local en inglés (otros idiomas disponibles), casco si quieres usarlo, agua embotellada para mantenerte hidratado, chubasquero o guantes si hace falta (créeme, a veces sí), servicio de fotos bajo petición para que nadie quede fuera, y patinetes eléctricos cómodos con asiento. En tours privados también se incluye recogida en taxi desde el hotel.
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