Viaja desde Funchal con un guía local por los paisajes más impactantes de Madeira: camina sobre la pasarela de cristal de Cabo Girão, explora el bosque de Fanal donde se rodaron películas, nada o relájate en las piscinas volcánicas de Porto Moniz y disfruta las vistas salvajes del Atlántico en Ribeira da Janela. Risas, sorpresas y tiempo para disfrutar cada instante están garantizados.
Dino ya tenía la furgoneta esperándonos frente al hotel en Funchal antes de que terminara mi café — sonreía como si fuéramos viejos amigos, así que me dejé llevar. Pasamos por Câmara de Lobos con las ventanas bajadas, el aire olía a eucalipto y sal marina. La primera parada fue en una bahía de postal (ya ni recuerdo el nombre), donde los pescadores remendaban redes sobre las piedras. De fondo sonaba un fado bajito en una radio. No era lo que esperaba para el inicio de un “tour”, se sentía más como que un primo que conoce todos los atajos te está mostrando su rincón favorito.
Después llegó Cabo Girão. Cuesta tres euros entrar a la pasarela de cristal, pero estar ahí, a más de 500 metros de altura, mirando hacia abajo las terrazas verdes y el océano, me hizo temblar un poco las piernas. Dino se burló (“¡No mires abajo si te da vértigo!”), pero luego señaló que si las nubes se portan, se ve Funchal entero. Es una mezcla rara de nervios y asombro; y ojo, lleva monedas para el baño (50 céntimos), casi se me olvida hasta que alguien lo mencionó.
El camino por Paul da Serra fue como entrar en otro mundo — la niebla tan densa que casi se podía saborear, y de repente estábamos en el Bosque de Fanal. Los árboles retorcidos y milenarios, el musgo por todas partes, el suelo suave bajo los pies. Solo se oían pájaros y el crujir de las hojas al andar. Dino nos contó que aquí rodaron una escena de Star Wars — intenté imaginar a los stormtroopers perdidos entre estos laureles. Difícil explicar la paz que se siente; a veces pienso en ese silencio cuando no puedo dormir en casa.
La comida fue en Porto Moniz, donde esas piscinas volcánicas naturales son a la vez extrañas y preciosas. Algunos se metieron a nadar (entrada 3 euros), otros solo mojaron los pies o miraban las olas romper sobre la lava negra. Probé lapas a la parrilla por primera vez — saladas, con textura gomosa y el limón que me dejó los dedos picando. Nos reímos con las toallas mojadas en la furgoneta (la única regla de Dino: nada de arruinar los asientos). Última parada rápida en Ribeira da Janela para ver esos acantilados salvajes — el viento soplaba tan fuerte que casi pierdo el sombrero — y de vuelta a Funchal con la luz dorada iluminándolo todo de lado. El día se sintió intenso pero sin prisas.
La excursión dura todo el día con varias paradas entre Funchal y Porto Moniz, regresando por la tarde.
Sí, la recogida en hoteles de Funchal está incluida en la reserva.
Sí, la entrada a la pasarela cuesta 3 euros por persona (no incluida).
No, la entrada a las piscinas es opcional y cuesta 3 euros por persona.
Sí, los bebés pueden ir en cochecito o silla de paseo; hay asientos para bebés bajo petición.
Lleva bañador y toalla si quieres nadar; evita dejar cosas mojadas sobre los asientos del vehículo.
Sí, tendrás tiempo para explorar o relajarte en cada lugar a tu ritmo.
Tu día incluye recogida en tu alojamiento en Funchal con un guía local certificado que te acompañará en todas las paradas por la costa oeste de Madeira — desde miradores en acantilados hasta paseos por bosques — además de tiempo para disfrutar en las piscinas de Porto Moniz (entrada no incluida). Cancelación gratuita hasta 24 horas antes.
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