Navega por el río Tajo con un guía local, pasando por la Torre de Belém y el Cristo Rei mientras disfrutas de vino o cerveza a bordo. Observa cómo cambian los colores de Alfama y Baixa desde otra perspectiva, descubre puentes históricos y comparte risas con otros viajeros mientras Lisboa se ilumina con la luz del atardecer.
No esperaba que el viento fuera tan suave cuando zarpamos desde el Muelle de Santo Amaro — casi no se oía nada salvo algunas gaviotas y el murmullo de gente hablando en portugués. Nuestro guía, João, me entregó una copa de vino blanco (tan frío que se empañaba en mi mano) y me señaló cómo la luz iluminaba la Praça do Comércio. Los edificios amarillos se veían más suaves desde el agua, como si alguien los hubiera dibujado con tiza. Intenté pronunciar “Alfama” bien — Li se rió de mi acento y, la verdad, me lo merecía.
El río parecía ancho pero tranquilo mientras navegábamos bajo el Puente 25 de Abril. De cerca es enorme, con la pintura roja un poco desgastada aquí y allá, y si prestas atención se escuchan los coches pasando por encima. En la orilla sur, el Cristo Rei se alzaba con los brazos abiertos — João nos contó que los locales a veces lo usan para predecir el tiempo (si está cubierto de niebla, mejor llevar paraguas). Luego pasamos por la Torre de Belém; parecía más pequeña de lo que imaginaba pero con más detalles cuando el sol iluminaba su piedra. Se olía un leve aroma a sal mezclado con algo dulce, tal vez esos famosos pasteles de nata, o quizás solo era mi imaginación.
Seguimos por el río Tajo rumbo al Monumento a los Descubrimientos y al Monasterio de los Jerónimos. La vista desde el agua cambia todo — ves cómo Lisboa se trepa por sus colinas, con barrios antiguos como Alfama y Baixa apilados uno tras otro. No es una postal perfecta ni reluciente; la ropa cuelga de los balcones y los tranvías suenan a lo lejos. Esa fue mi parte favorita. El sol empezó a bajar (hicimos el tour al atardecer), pintando todo de dorado por unos minutos antes de que el frío me hiciera desear haber llevado una chaqueta extra. A veces todavía pienso en esa luz.
El paseo sale desde el Muelle de Santo Amaro en Lisboa.
Verás la Praça do Comércio, el Castillo de San Jorge, Alfama, el Puente 25 de Abril, la estatua del Cristo Rei, la Torre de Belém, el Monasterio de los Jerónimos, el Monumento a los Descubrimientos y el Museo MAAT.
Sí, durante el paseo te servirán vino blanco, rosado o cerveza (o agua) junto con algunos aperitivos.
No se especifica la duración exacta, pero la mayoría de los tours cubren los principales puntos entre el Muelle de Santo Amaro y Belém antes de regresar.
Sí, los niños son bienvenidos pero deben ir acompañados de un adulto; los bebés pueden ir en el regazo o en cochecito.
Los animales de servicio están permitidos en este tour.
No, no se menciona recogida en hotel; debes llegar por tu cuenta al Muelle de Santo Amaro.
El idioma principal es portugués, pero los guías suelen hablar inglés; consulta al reservar si necesitas otro idioma.
Tu día incluye un relajante paseo en velero por el río Tajo de Lisboa con paradas cerca de sitios emblemáticos como la Torre de Belém y la Praça do Comércio. A bordo disfrutarás de vino blanco o rosado (o cerveza), agua embotellada y aperitivos mientras el guía local comparte historias de cada lugar antes de regresar al puerto al atardecer.
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