Descubre Varsovia a través de sus sabores con un guía local: pierogi, salchichas, pan fresco y hasta vodka y cerveza polaca. Risas en mesas compartidas, historias detrás de cada plato y consejos que no encontrarás en internet. Te irás lleno, no solo de comida, sino de momentos que recordarás mucho tiempo.
Lo primero que me llamó la atención fue el aroma: pan de centeno recién hecho, algo encurtido y un ligero toque ahumado de una parrilla cercana. Nos encontramos con nuestra guía, Marta, junto a un viejo cartel de neón que parpadeaba como si no supiera si pertenecer al 2024 o al 1984. Sonrió, nos dio unos pretzels pequeñitos (que se llaman obwarzanki) y dijo: “No coman muchos todavía, confíen en mí”. No le hice caso. Error de novato.
Recorrimos callejones que nunca habría descubierto por mi cuenta, parando en sitios donde los menús no tenían ni una palabra en inglés, pero las sonrisas eran inmediatas. En una parada probamos pierogi tan calientes que casi me queman la lengua; Marta nos enseñó a decir “salud” en polaco antes de servirnos chupitos de vodka con un sabor casi floral. Nos contó sobre la cocina de su abuela y por qué los polacos discuten sobre cuál es la mejor sopa (yo sigo sin decidir entre barszcz y zurek). Éramos solo seis personas, así que se sentía más como un grupo de amigos que un tour. Alguien preguntó por la cerveza polaca y de repente apareció una ronda de jarras espumosas en la mesa. La comida no paraba de llegar: rollitos de repollo, salchichas con mostaza tan fuerte que te despierta al instante.
Me gustó que Marta no nos apurara; dejaba que las charlas se convirtieran en historias sobre los antiguos mercados de Varsovia y cómo era crecer aquí en los 90. Hubo un momento frente al Museo del Vodka Polaco donde nos explicó cómo los locales chocan las copas de lado en vez de alzarlas, y Li se rió cuando intenté decir “na zdrowie”. Seguro que lo dije fatal. Al final estaba lleno, pero también orgulloso de haber probado todo (incluso el arenque). La vuelta se hizo más lenta; quizá por la comida o porque Varsovia se veía más suave bajo esas luces de la calle.
El tour dura aproximadamente 2.5 horas.
Probarás entre 11 y 12 platos diferentes, además de vodka y cerveza polaca.
No se puede adaptar para intolerancias al gluten o lactosa; avisa al reservar si tienes necesidades especiales.
Los detalles del punto de encuentro se envían tras la reserva; por favor llega puntual, la guía espera solo 5 minutos.
El recorrido pasa por fuera del museo, pero no incluye la entrada al interior.
Sí, hay opciones de transporte público cerca del punto de encuentro.
Los grupos son pequeños para una experiencia más cercana y personal.
Tu tarde incluye degustar entre 11 y 12 platos tradicionales polacos, desde entrantes hasta postres, además de probar vodka y cerveza local durante un paseo relajado de 2.5 horas con un guía local. A lo largo del camino escucharás historias culturales, recibirás consejos personalizados para tu estancia en Varsovia y al final te entregarán un resumen con recetas y recomendaciones para que sigas descubriendo los sabores de Polonia por tu cuenta.
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