Remarás en un kayak transparente por la laguna de Moorea, viendo peces y mantarrayas deslizarse bajo tus pies mientras el guía local cuenta historias y señala corales escondidos. Habrá tiempo para hacer snorkel entre peces tropicales, probar fruta fresca o pastel casero, y si eliges el tour largo, hasta un cóctel—dejándote con la piel salada y esos colores vivos grabados en la memoria.
Confieso que me puse un poco nervioso cuando el guía me entregó el remo y señaló el kayak de fondo transparente. Se ve todo el fondo de la laguna, sin nada que esconder lo que haya abajo. Mi pareja sonreía como si ya hubiera visto una mantarraya (aunque aún no). El agua era tan azul que parecía irreal, pero luego notas pequeñas ondas y destellos plateados cuando los peces se mueven debajo. Nuestro guía—Teva, nacido aquí—se rió cuando intenté pronunciar el nombre de uno de los peces. Creo que me acerqué… o tal vez no.
Remamos adentrándonos en la laguna de Moorea, siguiendo el ritmo tranquilo de Teva. De vez en cuando se detenía para señalar corales—unos parecían cerebros, otros pequeños bosques. El sol iluminaba el agua justo para ver cada detalle a través del kayak. En un punto nos dejamos llevar y vimos pasar un par de tiburones punta negra deslizándose bajo nosotros. No voy a mentir, el corazón me dio un vuelco por un segundo. Pero Teva estaba tranquilo, contándonos cómo los locales respetan a estos animales y que son más curiosos que peligrosos. También vimos mantarrayas deslizándose sobre la arena—tan elegantes que casi me hacía olvidar lo torpe que me sentía con el remo.
También hubo tiempo para hacer snorkel (máscara incluida), que fue como meterse en un acuario. Colores por todos lados—peces mordisqueando el coral, la luz del sol reflejándose en sus escamas. De vuelta en el kayak, Teva repartió rodajas de piña dulce y un pastel casero (aún sueño con ese pastel). Si haces el tour largo o privado, hasta hay pausa para un cóctel—una sensación casi surrealista, tomando jugo mientras tus pies se balancean sobre el agua turquesa.
Todo fue muy relajado pero auténtico—te cansas de remar, pero también tienes esos momentos tranquilos donde todos flotan y miran la vida que hay abajo. Y sí, quizás arruiné otro nombre de pez antes de regresar. No cambiaría nada.
Sí, solo se necesita estar en forma básica y no hace falta experiencia previa en kayak; los guías te ayudan en todo momento.
Puedes elegir entre un tour de 2 horas por la tarde o una opción de medio día de 3 horas.
Sí, hay varias paradas con oportunidad de snorkel según la duración del tour que elijas.
Podrás ver corales, peces tropicales, tiburones punta negra, mantarrayas y a veces delfines o tortugas.
No incluye almuerzo completo; sin embargo, en los tours de medio día o privados ofrecen fruta fresca y pastel casero.
Los tours en grupo pequeño tienen hasta 10 personas; también hay opciones privadas para menos gente.
Se permiten niños desde los 2 años; los menores de 10 deben ir acompañados por un adulto en cada kayak.
No se menciona traslado desde el hotel; tras reservar deberás contactar al proveedor para coordinar el punto de encuentro.
Tu día incluye todo el equipo para kayak transparente y chalecos salvavidas, agua fresca durante toda la actividad; jugo de fruta en tours cortos; pastel casero y frutas locales en opciones de medio día o privadas; cócteles en tours de medio día o románticos al atardecer; y hasta una bolsa impermeable si la pides con anticipación—todo guiado por alguien que conoce estas aguas al detalle.
¿Necesitas ayuda para planear tu próxima actividad?