Bajas del avión en Talara y un conductor local se encarga de todo — carga tus maletas, organiza la ruta — para que solo disfrutes el paisaje rumbo a Mancora, Punta Sal o Zorritos. Llegada fácil al hotel y pequeños momentos auténticos de Perú en el camino: música desde puestos o consejos para comer pescado fresco.
“¿Vienes por el sol?” nos sonrió el conductor al salir del aeropuerto de Talara, entre el calor seco que nos recibió. Apenas cerré la mochila y él ya la estaba metiendo en el maletero — sin líos, solo un gesto y un “vamos”. El coche olía a protector solar de coco (no era mío), y se escuchaba cumbia a lo lejos desde un teléfono en la parada de taxis. Son como hora y media hasta Mancora, pero después del vuelo desde Lima, me conformé con mirar cómo el paisaje cambiaba — el matorral seco dando paso a destellos del océano azul. Mi amigo intentaba ver pelícanos por la ventana; yo solo me dejaba caer en el asiento.
El camino hacia el norte es más tranquilo de lo que uno imagina. A veces pasábamos por puestos con sillas de plástico apiladas afuera, o niños saludando desde patios polvorientos. El conductor nos señaló dónde empieza Las Pocitas (“la arena es más suave ahí,” dijo) y nos dio tips sobre qué cevicherías en Zorritos abren después del almuerzo — que no son muchas. No esperaba relajarme tan rápido; tal vez es por que te recogen justo en llegadas y no tienes que negociar precios ni direcciones con mi español oxidado. Eso da mucha tranquilidad, sobre todo si vienes cansado o con niños.
No dejaba de pensar lo raro que es pasar del caos del aeropuerto a esta calma — solo el motor y esos largos tramos de carretera junto a playas vacías. Paramos una vez a comprar agua (la vendedora ni levantó la vista de su telenovela) y seguimos rumbo a Punta Sal. Si llevas equipaje (nosotros teníamos demasiado), hay espacio para tres maletas por persona, más que suficiente. El sol ya bajaba cuando llegamos al hotel — luz dorada sobre las palmeras, sal en el aire. Aún recuerdo esa primera bocanada al salir: cálida, cargada de brisa marina. ¿Sabes?
Unos 90 minutos en auto, según el tráfico y el clima.
Sí, el conductor te espera en llegadas para recogerte.
Sí, los traslados pueden ser privados o compartidos; hay sillas para bebés si las necesitas.
Puedes llevar hasta tres piezas de equipaje por persona.
Hay sillas especiales para bebés con tarifa de adulto; menores de 2 años viajan gratis en brazos.
Incluye hoteles en Los Órganos, Las Pocitas, Mancora, Vichayito, Punta Sal, Canoas de Punta Sal, Decameron y Zorritos.
El tiempo de espera en Talara es hasta 40 minutos después de la llegada.
Sí, hay opciones de transporte público cerca de estos destinos.
Tu traslado incluye recogida en el aeropuerto de Talara o en tu hotel en cualquiera de las playas del norte — Mancora, Punta Sal o Zorritos — con un conductor local que se encarga de tus maletas y te lleva sin complicaciones. Las sillas para bebés están disponibles si las reservas con anticipación; todos los viajes son privados salvo que se acuerde lo contrario.
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