Únete a una excursión guiada desde Ayacucho a las piscinas turquesas y cascadas de Millpu. Camina por cañones tranquilos, conoce a gente local y refréscate en aguas cristalinas — todo con traslado incluido y relatos que recordarás mucho después.
Nos encontramos con nuestro conductor, Julio, justo después del amanecer en Ayacucho — nos ofreció mate de coca antes de subir a la van. Yo aún estaba medio dormido, pero la ciudad ya despertaba: mujeres montando puestos de fruta y niños corriendo alrededor de la plaza. El viaje a Millpu duró un par de horas, serpenteando por colinas que cambiaban de color con la luz del sol. Julio señalaba pequeños pueblos en el camino y nos contó que su abuela solía caminar esas mismas rutas para intercambiar papas. Intenté repetir una palabra en quechua que me enseñó para “cascada” — se rió y dijo que sonaba más a “papa”, lo cual, siendo sincero, reflejaba bien mi nivel con el idioma.
Lo primero que notas en Millpu no es el color — es ese silencio especial que cae sobre todos cuando ven esas piscinas turquesas apiladas en el cañón. No es un silencio total; aún se escucha el agua cayendo entre las rocas, el crujir de unas zapatillas en la grava, la risa de un niño río arriba. Seguimos a nuestro guía por un sendero estrecho (ojo con el paso, se pone resbaladizo) y paramos donde la luz tocaba el agua justo en su punto. Metí la mano esperando calor, pero estaba helada, casi cortante contra la piel. Ver ese azul tan de cerca es algo que ninguna foto en internet logra captar del todo.
La caminata hasta las cascadas dura unos 30 minutos, pero se siente más larga si te detienes a admirar cada detalle — como hicimos nosotros, claro. Nuestro guía nos contó que los locales creen que estas aguas traen suerte si te salpicas la cara (yo lo intenté; aún no sé si funcionó). Pasamos por familias haciendo picnic sobre rocas planas, compartiendo pan y queso, saludándonos al pasar. El aire tenía un leve aroma a eucalipto y polvo, algo que no esperaba en este lugar. Cuando llegamos a la última cascada, había perdido la noción del tiempo — solo me quedé ahí, escuchando el agua golpear la piedra mientras alguien cantaba suavemente en español cerca. A veces todavía recuerdo ese momento cuando el ruido de la ciudad me abruma.
El viaje de Ayacucho a Millpu suele durar entre 2 y 3 horas en coche o van.
Se permite nadar en algunas zonas, pero consulta con tu guía porque algunas piscinas están protegidas o el agua es demasiado fría.
Lleva calzado cómodo, protección solar, agua, snacks y una toalla si planeas nadar o mojarte.
La caminata es moderada y tiene tramos irregulares; puede ser difícil para niños pequeños o personas con movilidad reducida.
Tu día incluye traslado desde Ayacucho en vehículo con aire acondicionado y un guía local que te acompañará por los senderos del cañón y las piscinas turquesas de Millpu; para familias, hay asientos infantiles especiales disponibles bajo pedido.
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